El presidente estadounidense Barack Obama ha puesto a una mujer al frente del Servicio Secreto, la policía de élite encargada de su protección personal. Se trata de Julia Pierson, la primera mujer en desempeñar este cargo en los 148 años de historia de la Agencia.
El presidente Obama confirmó en un comunicado los «30 años de experiencia» de Pierson, de 53 años, en el Sevicio Secreto. Durante las tres décadas transcurridas desde que se incorporó como agente en Miami, Pierson «ha dado ejemplo de espíritu y dedicación«, según Obama, que considera a la nueva directora preparada para asumir este «nuevo reto».
Sin embargo »The Washington Post» ha atribuido la designación de Pierson a un intento de Obama por cambiar un organismo tradicionalmente masculino. No en vano, el último director del Servicio Secreto, Mark Sullivan, dimitió el mes pasado en respuesta al escándalo surgido por las relaciones con prostitutas mantenidas por varios agentes durante un despliegue en Cartagena de Indias (Colombia).
Sullivan ha alabado las capacidades de Pierson en un comunicado. «Conozco y he trabajado con Julia durante casi treinta años. Ha sido una excelente directora adjunta y jefe de gabinete«, según Sullivan, que ha aplaudido el «buen juicio, liderazgo carácter y compromiso» demostrado por su sucesora.
Sullivan ascendió a director en 2006, durante el segundo mandato de George W. Bush, y su salida se produjo nueve meses después que el Servicio Secreto se viese salpicado por un escándalo a raíz de las relaciones entre agentes y prostitutas durante un despliegue en Cartagena (Colombia) previo a un viaje de Barack Obama en abril de 2012. En total, estuvo alrededor de seis meses al frente del Servicio Secreto de EEUU.
Incidente que provocó la salida de Sullivan
En abril de 2012. agentes del servicio secreto de EEUU protagonizaron un »escándalo» durante la Cumbre de las Américas que tuvo lugar en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias. En concreto, trece agentes, entre los que figuraban dos supervisores, llevaron prostitutas al Hotel Hilton de Cartagena, en el que también se alojaba el presidente Barack Obama.
Ninguno de ellos se encargaba de la seguridad personal de Obama sino que estaban encargados de la protección general de la delegación estadounidense en la Cumbre. Este comportamiento, provocó numerosas críticas en torno a la actitud de los miembros del Servicio Secreto. Una de las medidas llevadas a cabo en el seno de este organismo fue la de endurecer el protocolo del Servicio de Secreto donde, entre otras medidas, se prohibió el consumo de alcohol.