La misión, que está en marcha desde el 29 de julio de 2014, mantiene su mandato, que consiste en «observar e informar de la situación de los dos puestos de control rusos, así como de los movimientos en la frontera», respetando «los principios de imparcialidad y transparencia».
La OSCE ejerce de mediador en la guerra que desde hace tres años libran en las provincias de Donestk y Lugansk, en el este de Ucrania, las fuerzas del Gobierno de Kiev y los separatistas prorrusos.