Así figura en un informe de la representante especial del secretario general de Naciones Unidas para niños y conflictos armados, Virginia Gamba, y que viene a confirmar los patrones de abusos que ya han recogido otras investigaciones, a pesar de las reiteradas negativas del Gobierno birmano a permitir un acceso pleno a Rajine y a otros estados de conflicto como Kachin y Shan.
Durante los 14 meses analizados, 669 niños perdieron la vida y 39 sufrieron la mutilación de algunos de sus miembros, en su mayoría rohingyas. De estas víctimas, sólo se han podido «verificar» al cien por cien 220 de los casos y en todos ellos el Tatmadaw (nombre oficial de las Fuerzas Armadas birmanas) figura como responsable directo.
La investigación ha cifrado en «miles» los abusos cometidos contra la infancia y que incluyen, además de asesinatos e amputaciones, casos de violaciones y otras formas de violencia sexual. La ONU calcula que al menos 41 niños han sufrido este tipo de abusos –la cifra podría ser «mucho mayor»– y apunta que los ocho incidentes verificados también son atribuibles a Tatmadaw.
Gamba ha denunciado las «horribles» violacions de los derechos de los niños y ha recordado que, para proteger a la infancia, también es necesario el «acceso a la información». «Insto a las autoridades (de Birmania) a proporcionar un acceso pleno a la ONU y a sus socios (…) a todas las partes del país», ha reclamado.
La representante ya visitó Birmania en mayo y aprovechó para exponerle personalmente al Gobierno sus preocupaciones por lo que podría haber pasado y seguiría pasando en Rajine, un estado del que han huido desde finales de agosto de 2017 más de 700.000 personas.
Gamba ha apelado igualmente a la rendición de cuentas, recordando que hay 448 militares expedientados por el reclutamiento y uso de niños en el marco del conflicto. La ONU trabaja también para formar a militares birmanos de cara a prevenir futuros casos.
Naciones Unidas, ha añadido, «sigue decidida a trabajar con todas las partes para poner fin a las graves violaciones contra los niños y garantizar que se cumplen las condiciones para un retorno voluntario, seguro, digno y sostenible de los refugiados» que actualmente están en Bangladesh.