Naciones Unidas ha avisado de que las condiciones higiénicas en el país se han degradado todavía más si cabe por la guerra que Gobierno e insurgentes huthis, apoyados respectivamente por Arabia Saudí e Irán, llevan librando desde hace cuatro años en uno de los países más pobres del mundo.
«Si no actuamos rápidamente», ha lamentado el portavoz de la Secretaría General de Naciones Unidas, Stéphane Dujarric, «vamos a enfrentarnos a una espiral descendente de morbidez y mortalidad masivas».
De momento, más de 3.000 personas han perdido la vida por un brote que, en su momento más álgido, en junio de 2017, acumuló hasta 7.000 casos diarios.
«Las agencias humanitarias están particularmente preocupadas porque este aumento está ocurriendo meses antes del habitual repunte anual de casos por las fuertes lluvias de agosto», ha explicado el portavoz.
De hecho, la ONG humanitaria Oxfam teme que si persiste la tendencia al alza de las últimas semanas, en algún momento del año se llegue a superar incluso ese listón, por lo que ha llamado a tomar medidas cuanto antes.