En su comunicado, ha condenado el atentado, que se saldó con la muerte de 44 miembros de las fuerzas de seguridad, y ha subrayado que «todos los desafíos difíciles pueden ser resueltos de forma pacífica y satisfactoria a través de compromisos significativos mutuos».
«Es esencial que haya rendición de cuentas según el Derecho Internacional y que los responsables de actos terroristas sean llevados rápidamente ante la justicia», ha recalcado, por boca de su portavoz, Stéphane Dujarric.
El ministro de Asuntos Exteriores de Pakistán, Shah Mehmud Qureshi, pidió el martes a la Secretaría General de Naciones Unidas que intervenga para reducir las tensiones con India tras el atentado, por el que Nueva Delhi acusa a Islamabad.
El grupo islamista Jaish-e-Mohammed (JeM), con base en Pakistán, reivindicó la autoría del atentado con coche bomba contra un convoy de seguridad, el peor en la historia en Jammu y Cachemira, el único estado indio de mayoría musulmana.
El Gobierno de India llamó a consultas a su embajador en Pakistán la semana pasada tras el atentado en Pulwama. El Gobierno de Nueva Delhi ha denunciado que Pakistán estuvo implicado en el ataque, una acusación que ha rechazado el Ejecutivo paquistaní.
Así, el Ministerio de Exteriores de Pakistán manifestó tras el ataque que el atentado en Pulwama «es motivo de gran preocupación» y agregó que «siempre ha condenado los actos de violencia en el valle» de Cachemira.
«Rechazamos firmemente cualquier insinuación por parte de elementos del Gobierno y los círculos mediáticos de India que buscan vincular el ataque con el Estado de Pakistán sin investigaciones», zanjó en un comunicado.
Por su parte, el primer ministro de India, Narendra Modi, recalcó el lunes que el atentado «demuestra que la etapa de hablar sobre el terrorismo ha terminado», al tiempo que ha sostenido que «el mundo debe unirse y adoptar medidas concretas contra el terrorismo y los que lo apoyan».