Incomunicados, sin acceso a comida ni medicamentos. Así se encuentran las decenas de miles de miembros de la comunidad de turcomanos chiíes de la provincia Amirli in Salah al-Din que desde el pasado 15 de junio se encuentran bajo el control de los combatientes del Estado Islámico. Según la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la posibilidad de una “masacre inminente” es muy alta.
Según la ONU, la provincia, situada a 175 kilómetros de Bagdad, lleva incomunicada desde principios del mes de julio. Al parecer, durante las últimas cuatro semanas los yihadistas han atacado varias veces Amirli in Salah al-Din, situación que ha provocado un intercambio de fuego con las fuerzas iraquíes. Desde entonces, entre 15.000 y 20.000 personas permanecen sitiadas en las provincias y su situación se deteriora a medida que avanzan los días. A principios del mes de agosto, se intentó alcanzar un alto el fuego con el Estado Islámico para liberar a las mujeres, niños y ancianos, sin embargo los terroristas lo violaron y mataron a personas que intentaban huir de la provincia de Amirli in Salah al-Din.
La situación empeora cada día que pasa. Faltan alimentos y la escasez de petróleo y electricidad está causando deficiencias en los sistemas de agua. Los hospitales carecen de facilidades y medicamentos. Según la ONU, dos mujeres embarazadas murieron mientras iban en la ambulancia camino del hospital.
La ONU intenta llegar a la zona pero es difícil debido a las presencia de yihadistas. Hace un mes repartieron vía aérea leche, harina y aceite para los pequeños. Una ayuda que es insuficiente
La ONU acusa al Estado Islámico de «limpieza étnica y religiosa»
Paralelamente, acusó este lunes a los yihadistas del Estado Islámico (EI) de llevar a cabo una «limpieza étnica y religiosa» en Irak, y pidió que se juzgue a los responsables por posibles crímenes contra la humanidad.
«El Estado Islámico en Irak y el Levante (EIIL) y los grupos armados asociados cometen cada día graves y horribles violaciones de los derechos humanos. Atacan sistemáticamente a hombres, mujeres y niños en función de su pertenencia étnica, religiosa o sectaria, y llevan a cabo una limpieza étnica y religiosa despiadada en las regiones que controlan», dijo Pillay en un comunicado.
«Tales actos podrían constituir crímenes contra la humanidad», añadió, y condenó estas «violaciones sistemáticas y generalizadas de los derechos humanos».
«Exhorto a la comunidad internacional a asegurarse de que los autores de estos odiosos crímenes no quedarán impunes» agrega Pillay.
Irak está sumido en el caos desde el inicio el 9 de junio de una ofensiva de yihadistas sunitas del EI, que ocupan varias regiones del norte del país.