La misión se ha desarrollado entre el 3 y el 8 de noviembre y ha permitido la entrega de alimentos y material de primera necesidad y ha servido además para hacer una evaluación de las necesidades humanitarias, supervisar la distribución de la ayuda y vacunar a más de 5.000 niños, ha informado la ONU en un comunicado.
«Pese a haber completado con éxito esta entrega de alimentos y material esencial, la situación de la gente de Rukban sigue siendo difícil e insostenible. Muchos llevan tres años en Rukban y quieren salir», ha explicado el coordinador humanitario de la ONU para Siria, Alí al Zatari.
Al Zatari ha defendido así la necesidad de organizar un nuevo convoy antes de final de año centrado en paliar los efectos del invierno y el frío.
La misión ha requerido de «tediosas negociaciones» y de un «complejo proceso de coordinación» con todas las partes implicadas, ha explicado la ONU. «Queremos agradecer a todas las partes que han apoyado a nuestros equipos humanitarios, clave para el éxito de la misión», ha añadido Al Zatari.
La ONU defiende una solución a largo plazo que pase por el traslado a zonas más seguras, pero subraya que cualquier movimiento debe ser voluntario, seguro y digno. Mientras tanto, la ONU pide que se mantenga una ayuda humanitaria «sostenida».
En los últimos tres años, decenas de miles de personas han huido desde zonas controladas por Estado Islámico en Siria para refugiarse en Rukban y evitar ser alcanzados por los bombardeos rusos y de Estados Unidos contra los territorios bajo dominio del grupo yihadista.
El campamento está cerca de la base militar estadounidense en Tanf, en una zona desértica en la que convergen la frontera de Siria con las de Jordania e Irak. Se encuentra dentro de una zona de «distensión» creada por las fuerzas norteamericanas.
El régimen sirio acusa a las fuerzas de Estados Unidos de estar ocupando su territorio y de estar dando refugio a fuerzas rebeldes que combaten al Gobierno de Damasco.