Era un funcionario del Ministerio de Finanzas del Gobierno de Liberia de 40 años y llegó el martes a Nigeria para asistir a una conferencia internacional. Nada más aterrizar fue ingresado en una zona de aislamiento de un hospital en Lagos por continuos vómitos, diarrea y fiebre alta. Tres días después falleció. Se trata del primer caso mortal de Ébola en Nigeria, un brote devastador que ya ha causado el pánico en Liberia, Sierra Leona y Guinea Conakry.
Las autoridades de Liberia informaron de que la víctima perdió recientemente a su hermana como consecuencia del ébola. Por este motivo las autoridades de Liberia le recomendaron que permaneciese en casa 21 días, pero él adujo que no había tenido contacto físico con su hermana por lo que siguió acudiendo a trabajar.
Las autoridades del país han recalcado que en ningún momento el fallecido estuvo en la ciudad de Lagos y que nada más bajar del avión fue puesto en cuarentena tras dar muestra de los primeros síntomas. Insisten en que se han puesto en contacto con todos los pasajeros que viajaron en el mismo vuelo y también con todas aquellas personas que hayan podido tener contacto con el fallecido.
Tras este primer caso las autoridades nigerianas colocaron este sábado en estado de alerta todos los puertos y aeropuertos del país para prevenir una propagación de la fiebre Ébola. «Todos los puertos de entrada en Nigeria incluyendo aeropuertos, puertos marítimos y fronteras terrestres están en estado de alerta roja», dijo el ministro de Salud de Nigeria, Onyebuchi Chukwu.
Además, especialistas del ministerio de Salud han sido desplegados en todos los puertos y aeropuertos para identificar a los visitantes que sufran síntomas asociados con el Ébola, como fiebre, diarrea y vómitos.
Toda previsión parece poca teniendo en cuenta la letalidad de este nuevo brote y las consecuencias devastadoras que podría tener esta epidemia en Nigeria, el país más poblado del continente africanco con más de 170 millones de habitantes.
Los expertos ya advirtieron que contener una eventual propagación de este mal en Lagos, la capital económica de Nigeria, una megalópolis de más de 20 millones de habitantes con infraestructuras sanitarias en pésimo estado y con hospitales públicos mal equipados e insuficientemente financiados, será un desafío.
Según el ministro de Salud, Onyebuchi Chukwu, no se cerrará ninguna frontera, ya que Nigeria no tiene frontera común con Liberia, Sierra Leona y Guinea, los tres países afectados por la epidemia que desde febrero ha infectado ya a 1093 personas, de las cuales 661 han muerto.
Huelga de médicos
A los precarios sistemas sanitarios de la zona se le suma, para añadir más alarma si cabe, una huelga nacional de médicos en Nigeria. La huelga, iniciada el 1 de julio, complica aún más la situación. Las autoridades han convocado a la Asociación Médica Nigeriana para alcanzar un acuerdo con el objetivo de poner fin al parón.
La lucha contra el ébola está agotando los recursos de los débiles sistemas de salud de la región, la falta de información y la desconfianza hacia el personal médico ha llevado a muchas personas a rechazar los tratamientos.
Aunque organizaciones médicas internacionales han enviado expertos para contener el brote la Organización Mundial de Salud (OMS) sostiene que la precaria infraestructura y la falta de recursos humanos limitan los esfuerzos.