La líder de la extrema derecha francesa Marine Le Pen y el primer ministro socialista Manuel Valls se postulan como las dos grandes amenazas de la vuelta a la política de Nicolás Sarkozy. Pero, ¿cuáles son los motivos? En primer lugar hay que hacer referencia al hecho de que la firme candidata de la extrema derecha ha ganado más adeptos en Francia y ya hay encuestas en las que se apunta a que sería la elegida si se produjera una primera vuelta en las elecciones presidenciales de Francia en estos momentos.
Según un sondeo publicado por el diario Le Figaro, Marine Le Pen obtendría más de un 22% del porcentaje de votos en una primera ronda a las presidenciales, que tendrían lugar en 2017, al fin de la lesgislatura que ahora sienta en el Elíseo al dirigente socialista François Hollande.
Su discurso, muy asentado en las bases del nacionalismo francés y en el que se muestra en contra de la inmigración, parece que ha calado hondo en algunos sectores del país galo en unos momentos en los que preocupa también la situación económica, los datos arrojan un 10% de paro entre la población francesa. Así según los expertos consultados, como el profesor Juan Carlos Jiménez, experto en Ciencia Política y Relaciones Internacionales del CEU, Le Pen se ha alzado hasta encontrarse en una posición «ganadora», al menos, «en una primera vuelta».
José Luis Sanchís, experto analista político, apunta a que en este caso se plantea una pelea táctica como consecuencia del tripartidismo, de las tres facciones políticas, el Frente Nacional de Marine Le Pen, la Unión por un Movimiento Popular de Sarkozy y el socialismo de Hollande.
Sanchís afirma que como consecuencia del ascenso de popularidad de Le Pen la situación se puede complicar. «Esto me recuerda a cuando se enfrentaron Chirac y Le Pen (padre), entonces los socialistas votaron a Chirac para que no ganara la extrema derecha», reflexiona. «Creo que los socialistas mantendrán el porcentaje de la votación y la pelea va a estar entre Le Pen y Sarkozy, aunque lo normal sería que en la segunda vuelta perdiera Le Pen», razona.
«En Francia la extrema derecha cuenta con un discurso muy nacionalista, hablan mucho de la seguridad de la nación en relación con la inmigración y ya está empezando a mostrar adeptos en sectores de los votantes de izquierda y de la derecha«, explica Jiménez. Los datos de última hora que se manejan no dicen lo contrario, es decir, que cuenta con mayor popularidad. Le Pen además ha señalado recientemente que se alegra de la vuelta de Nicolás Sarkozy en la política, se muestra confiada de poder batirle, o, al menos, arañar el triunfo que Sarkozy podría obtener en el caso de que se colocara dentro de la carrera a la presidencia del Elíseo, aunque primero tiene que lograr vencer en las primarias de su partido, la UMP.
«Le Pen se ha comido el discurso de la derecha tradicional», explica Jiménez, y agrega que «tanto izquierda como derecha se han desmoronado en su sentido clásico, no hay ya nadie capaz de aglutinar a la derecha, solo entonces se entiende la vuelta de Sarkozy», añade.
Según una encuesta publicada por el Instituto Francés de la Opinión Pública, el 55% de los franceses estaría de acuerdo con la vuelta de Sarkozy a la primera línea de la política, pero aún sigue teniendo que luchar contra adversarios que han ido ganando popularidad tras su marcha de la política.
Manuel Valls, el otro gran azote por su similitud de ideales
El otro gran contendiente es Manuel Valls, similar en las ideas económicas de Sarkozy. El primer ministro galo acaba de enfrentarse a una moción de censura en plena Asamblea Nacional, la cual ha superado aunque con una mayoría más estrecha, y puede ser otro de los grandes azotes en la carrera de Sarkozy hacia el Elíseo, siempre y cuando supere las elecciones primarias en el seno de su partido.
Su discurso está plagado de términos relacionados con las rebajas fiscales, la reducción de la cotización social de las empresas, y el apoyo a sectores como el de la construcción para revitalizar la economía gala.
Según Jiménez, Valls puede jugar con ventaja frente a Sarkozy, por una parte porque puede aludir a una ideas más progresistas que la del exmandatario galo, por otra que puede jugar con una idea más social, «más verde», frente al conservadurismo de la formación de Sarkozy.
El problema, también, es que la izquierda francesa se encuentra bastante dividida, no hay más que remontarse hacia atrás para confirmar las actividades que llevaron a cabo los integrantes más a la izquierda del socialismo galo, que se reunieron este verano en La Rochelle para sentar las bases de una corriente crítica. Algo que el primer ministro Valls restó importancia.
Sanchís, por su parte, asegura que Sarkozy es el que vuelve encontrándose en una posición más difícil, «tendrá que abrirse camino a codazos entre Le Pen y Valls».
«En Francia pasa una cosa, cuando alguien se va de la presidencia, se va con la popularidad muy baja, pero deja un periodo importante en medio, luego la gente se acuerda de estos dirigentes y dicen lo de «pues este no era tan malo», sentencia Sanchís. El analista cita al autor Key Junior en su análisis sobre lasa intenciones de voto: por una parte los que votan siempre igual, los «switchers» y los independientes. Según Sanchís Sarkozy va a tomar el voto de los tres sectores, mientras que Hollande tomará voto de los que le han votado siempre y los independientes, al igual que Le Pen.
«Creo que Sarkozy subirá en su posición y Marine Le Pen mantendrá un tiempo y bajará», concluye.