«Es sobrecogedor ser testigos de cómo un número tan elevado de personas desarmadas recibe disparos en tan poco tiempo», ha lamentado en un comunicado la representante de MSF para Palestina, Marie-Elisabeth Ingres, que ha cifrado en más de 1.300 el número de personas heridas de bala.
Los equipos médicos de la organización realizaron solo el lunes más de 30 intervenciones quirúrgicas, algunas en quirófanos compartidos e «incluso en los pasillos». Ingres ha subrayado que el personal trabaja «contrarreloj» en un escenario que ha equiparado con la ofensiva militar israelí sobre la Franja en 2014.
En su opinión, «este baño de sangre es la continuación de la política del ejército israelí de las últimas siete semanas», durante las cuales las fuerzas de seguridad han disparado con fuego real contra los manifestantes «bajo la suposición de que cualquiera que se acerque a la valla de separación es un objetivo legítimo».
Ante la posibilidad de que se repitan las movilizaciones, Ingres ha instado al Ejército de Israel a «detener el uso desproporcionado de la violencia».