«Sí, todo el mundo es bienvenido a participar en el diálogo nacional, excepto Riek Machar», ha dicho, agregando que «si Machar tiene una delegación de gente en la que confíe, que los nombre y vayan a Yuba».
«Garantizamos su seguridad para que no teman por sus vidas», ha prometido, según ha informado la emisora local Eye Radio.
El mandatario ha anunciado durante la jornada un «alto el fuego unilateral e inmediato» en el país y ha ordenado a las fuerzas de seguridad que ayuden a crear una atmósfera que permita el diálogo nacional.
«Una vez más declaro un alto el fuego unilateral e inmediato», ha señalado durante su intervención en el acto para lanzar el diálogo nacional celebrada en Yuba, dando instrucciones al mando del Ejército sursudanés (SPLA) a que «observe esto en sus posiciones defensivas».
No obstante, según informa la emisora sudanesa Radio Tamazuj, ha asegurado que el SPLA responderá en caso de que se produzca algún ataque por parte de las fuerzas que respaldan al ex vicepresidente Riek Machar, con el que está enfrentado desde diciembre de 2013.
«Por supuesto, todos los que estamos en esta sala somos soldados y sabemos que un alto el fuego unilateral no puede ser vinculante en el otro bando», ha añadido, advirtiéndoles de que «merecéis el derecho también de defenderos si sois atacados».
Asimismo, ha anunciado que ha dado instrucciones al fiscal general para que comience a revisar de forma inmediata los casos de prisioneros políticos y dé los pasos necesarios que lleven a su liberación.
Kiir ha justificado su decisión de declarar un alto el fuego tanto para crear un entorno para un diálogo incluyente como para facilitar el flujo de la ayuda humanitaria hacia las zonas del país golpeadas por la hambruna que se declaró el pasado 20 de febrero.
El presidente sursudanés ha subrayado que el diálogo es la mejor manera de abordar los numerosos retos a los que se enfrenta el país. «Aunque muchos críticos dudaron de nuestras intenciones, hemos escuchado las voces de nuestro pueblo y su llamamiento a un proceso de diálogo incluyente», ha aseverado, precisando que se ha ampliado el comité de diálogo para «permitir la participación del pueblo, incluidas figuras de la oposición», ha añadido.
En este sentido, ha llamado a los líderes opositores a sumarse al espíritu de unidad nacional y unirse al diálogo nacional que ha lanzado con el fin de acabar con la violencia en el país. Kiir también ha pedido a los socios regionales e internacionales que apoyen el proceso de diálogo.
La junta directiva del diálogo nacional ha prestado juramento este lunes en presencia de varios dignatarios, incluido el presidente de Uganda, Yoweri Museveni. El copresidente de la misma, el ministro de Justicia, Abel Alier Kwai, ha asegurado que el objetivo del comité es «consultar con todos los actores importantes dentro y fuera del país», ha indicado, según »National Courier».
EL CONFLICTO
Sudán del Sur vive sumido en una guerra civil desde diciembre de 2013 que enfrenta a los partidarios de Kiir, de etnia dinka, con las fuerzas leales al exvicepresidente y líder rebelde, Riek Machar, de etnia nuer.
Naciones Unidas ha alertado en varias ocasiones de la posibilidad de un genocidio en el país, debido al cariz étnico que parece estar tomando el conflicto.
A finales de abril, el jefe de la Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Sudán del Sur (UNMISS), David Shearer, lamentó que «las partes no hayan mostrado interés en revivir los Acuerdos de Paz» alcanzado en 2015.
En una comparecencia ante el Consejo de Seguridad de la ONU, Shearer alertó de que «virtualmente, ninguna parte del país es inmune al conflicto», citando además la complicada situación sobre el terreno debido a la división en las filas de la oposición.
«Pese a ello, no hay esfuerzos concertados de ninguna de las partes para cumplir un alto el fuego. Por contra, hemos visto una intensificación del conflicto durante el último mes», señaló.
«Pese a lo que parecen intentos de las partes para lograr una victoria militar, una solución política es el único camino adelante para Sudán del Sur», dijo, argumentando que las ofensivas militares, la división en la oposición y el recrudecimiento de las divisiones étnicas hacen cada vez más difícil la reconciliación.