La sala 250 del Palacio de Justicia de Oslo ha vuelto a ser testigo del saludo al que ya ha acostumbrado al mundo Anders Behring Breivik, con el puño cerrado y el brazo en alto. Acusado de matar el pasado 22 de julio a 77 personas, sus crímenes se juzgan estos días en Noruega, en medio de una gran expectación mediática.
Hoy se ha sabido que Breivik mantiene contacto postal con seguidores y simpatizantes políticos de todo el mundo. «Se trata de cartas con inequívocas declaraciones de apoyo con los mismos puntos de vista políticos del observado. Son cómplices políticos, usan la misma lengua y terminología que él», señala el psiquiatra Terje Torrissen en el segundo estudio sobre la salud mental que se la ha hecho a Breivik, según informa hoy el diario VG.
En el informe, del que sólo se han publicado las conclusiones pero del que VG reproduce fragmentos, Torrissen resalta que algunos de los que escriben a Breivik «dicen que él les ha inspirado y que se han vuelto más extremistas a causa de los actos del observado».
Las autoridades de la cárcel de Ila, al oeste de Oslo y donde el»militante nacionalista», tal y como él mismo se ha definido, permanece encerrado de forma preventiva desde hace nueve meses, han confirmado que Breivik recibe muchas cartas cada día.
Breivik aseguró a los psiquiatras que mantiene contacto con seguidores de más de veinte países y que el volumen de correo que le llega es tal que no puede ponerse al día.
«VG» reproduce además hoy una entrevista con fotografía de un joven estadounidense de 23 años llamado Kevin, estudiante en la Universidad Católica Assumption College de Massachusetts y cuyo «sueño» es conocer a Breivik.
«Lo que Breivik hizo en Utoya -la isla donde cometió una matanza de jóvenes laboristas- mostró que es un patriota nacionalista racional que quiere proteger a su gente contra el Islam, el multiculturalismo y el marxismo«, afirma el joven. Las autoridades levantaron en enero pasado la prohibición de que el ultraderechista recibiera cartas.
La sesión del tercer día está tratando de descifrar las relaciones con supuestas redes nacionalistas que estableció Breivik a partir del año 2011, cuando se radicalizó en sus posturas; entre ellas, estaría la supuesta orden de los Caballeros Templarios, a la que Breivik dice pertenecer.