John Kerry, un veterano político estadounidense experto en política internacional, ha aprovechado su familiaridad con Medio Oriente en su búsqueda de marcar su mandato a la cabeza del Departamento de Estado con el sello de la paz.
Tras 28 años en un escaño del Senado en Washington, el jefe de la diplomacia estadounidense acumuló una sólida experiencia internacional.
Desde su elección al frente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado a fines de 2008, el puesto que ocupó hasta que fue catapultado por el presidente Barack Obama al Departamento de Estado, Kerry estuvo en Afganistán, Pakistán, Egipto, Israel y Gaza, Siria, Jordania, Darfur y Pekín, entre otros.
Ahora ha hecho de la paz en Medio Oriente su caballo de batalla.
Luego de seis viajes a la región desde que tomó las riendas del departamento en febrero, Kerry, de 69 años, logró el viernes un acuerdo de principio para que palestinos e israelíes reanuden las negociaciones de paz, en punto muerto desde hace tres años.
Alto, con los cabellos grises, el rostro generalmente serio, John Kerry se dio a conocer para la mayoría de estadounidenses como candidato presidencial del Partido Demócrata en las elecciones de 2004 contra el presidente George W. Bush.
Durante la campaña, se mostró como el más «francés» de los senadores estadounidenses: francófono, pasó varios veranos en la casa familiar en Saint-Briac, en Bretaña, y uno de sus primos hermanos es Brice Lalonde, el ecologista francés que encabezó la Conferencia de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (Rio+20).
En el Senado trabó amistad con numerosos legisladores republicanos -entre ellos John McCain, el mayor crítico de quien debía inicialmente reemplazar a Hillary Clinton en el Departamento de Estado, la exembajadora estadounidense ante la ONU Susan Rice.
Casi todos los senadores republicanos votaron a favor de su confirmación al frente del departamento.
«Pocas personas conocen a tantos presidentes o primeros ministros o tienen tanto dominio de la política extranjera», dijo en ese momento el presidente Obama.
Católico, casado con la heredera del emporio agroalimentario Heinz, Teresa, recientemente aquejada de salud, Kerry es el hijo de un piloto de la Segunda Guerra Mundial y diplomático. Cuenta que se aventuró a entrar en bicicleta en Berlín Este, cuando su padre estaba destinado en Alemania.
Tras realizar estudios en la Universidad de Yale, se alistó en el ejército y combatió en Vietnam antes de denunciar públicamente la guerra a su regreso en 1971.
En el Senado defendió en vano un proyecto de ley sobre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, un asunto con el que está muy comprometido.
Tras la elección de Barack Obama, fue designado emisario para temas diplomáticos muy candentes, sobre todo en Medio Oriente. Una de sus misiones más importantes fue cuando el presidente lo envió en mayo de 2011 a Islamabad para intentar calmar a los aliados paquistaníes, que no habían sido informados por Washington de la operación en su territorio contra el líder de Al Qaida Osama bin Laden.
En febrero de 2009 fue uno de los tres legisladores estadounidenses que visitaron la Franja de Gaza, controlada por Hamas, que Washington considera un grupo terrorista.
En 2010 se reunió varias veces con el presidente Bashar al Asad, antes de que se desencadenara la guerra civil en Siria.
En el curso de sus primeros seis meses en el cargo, Kerry ha consagrado la mayor parte de su tiempo a viajar al Medio Oriente, reuniéndose insistentemente con israelíes y palestinos con el empeño de revivir las negociaciones.
El viernes pudo por fin anunciar una primera victoria: tras alcanzar un acuerdo de principio, negociadores de las dos partes se reunirán para dialogar la semana entrante en Washington.
«Nadie cree que las diferencias entre ambas partes se resolverán de un día para otro o simplemente desaparecerán. Somos conscientes de los desafíos, tendremos que hacer elecciones muy difíciles en los días que vienen», dijo el jefe de la diplomacia estadounidense al anunciar el logro.