La tensión se ha disparado en Jerusalén, después de que la policía israelí matase el jueves por la mañana a un palestino sospechoso de haber tiroteado horas antes a un ultranacionalista israelí.
Las autoridades israelíes han decidido cerrar hasta nueva orden la Explanada de las Mezquitas, un gesto que ya ha sido calificado por el líder de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, como «declaración de guerra» al pueblo palestino. El acceso a este lugar sagrado, epicentro de la tensión, había sido restringido en varias ocasiones en los últimos días, pero hasta ahora no se había cerrado completamente.
En la mañana del jueves, continuaba el ya habitual intercambio de piedras y granadas entre los agentes israelíes y jóvenes palestinos en los barrios de Abu Tor y Silwan, donde hay altercados desde hace una semana.
los disturbios que llevan meses sacudiendo Jerusalén Este se han intensificado. Miles de policías fueron enviados a los barrios palestinos para sofocar los disturbios. El epicentro de los disturbios volvió a ser el barrio popular de Silwan, al pie de la ciudad vieja y de la Explanada de las Mezquitas, que Jerusalén cerró.
La Explana de las Mezquitas, línea roja
Glick, colono y rabino ultranacionalista que milita desde hace años por que los judíos puedan orar en la Explanada de las Mezquitas, ha sido expulsado de allí en varias ocasiones por la policía israelí.
Su reivindicación, que ha ido ganando adeptos en los últimos meses, se ha convertido en el principal motivo de confrontación de los últimos meses en Jerusalén-Este, la parte palestina de la ciudad ocupada y anexionada por Israel.
Pero el estatuto de la Explanada de las Mezquitas, lugar santo del judaísmo y del islam, constituye una línea roja para los palestinos.
Los musulmanes temen que el gobierno israelí autorice a los judíos a rezar allí, cosa que no han podido hacer hasta ahora. Sospechan que un permiso semejante sería el primer paso para destruir las mezquitas, en vistas a construir el tercer templo judío.
Pese a las continuas negativas del primer ministro israelí Benjamín Netanhayu de querer cambiar el statu quo, la desconfianza crece por momentos y la decisión de las autoridades hebreas de cerrar este lugar santo un día antes de la oración del viernes, confirma esa suspicacias.
Desde la ocupación israelí de Jerusalén, la mezquita ha sido testigo de varios actos de provocación. En 1969, el australiano Denis Michael Rohan incendió el exquisito púlpito de la mezquita. En 1982, Alan Goodman, un soldado judío israelí-estadounidense, disparó un rifle automático sobre fieles musulmanes en la Cúpula de la Roca, matando a dos e hiriendo a once. Pero sin duda, el más trascendental de los acontecimientos sucedió en Septiembre de 2000. En pleno debate sobre la situación de Jerusalén, Ariel Sharon, visitó la zona exterior del recinto de la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al-Aqsa. Su objetivo era reivindicar el lugar en nombre del judaísmo. Los palestinos consideran esto una provocación dado que en ese lugar es donde, según la tradición, Mahoma ascendió al cielo. Se desata una furiosa protesta que dio lugar a la segunda Intifada.