Los separatistas sureños, a través del Consejo de Transición del Sur (STC), llamaron el miércoles a la población a un «levantamiento popular» para acabar con el «sufrimiento» en el país y a hacerse con el control de las instituciones que generan ingresos, si bien insistieron en que dicho levantamiento sea «pacífico».
En un comunicado, el Ministerio del Interior ha dejado claro que «las fuerzas de seguridad no se mantendrán ociosas ante cualquier acto de caos y sabotaje» después del llamamiento «irresponsable a la sedición» por parte de los separatistas.
El Gobierno que encabeza Abdo Rabbu Mansur Hadi ha sostenido que «las excepcionales condiciones de vida» a las que se enfrentan los yemeníes son resultado de «la guerra impuesta» desde hace más de tres años al país.
En este sentido, el Ministerio del Interior ha instado a los ciudadanos y a todos los grupos políticos, sociales, culturas y sindicales a que «no escuchen ni se dejen arrastrar por estos dudosos llamamientos del Consejo de Transición» y que «rechacen cualquier acto de caos, disturbios y sabotaje que lesionen la seguridad y la estabilidad del país».
En todo caso, ha recalcado que tanto las fuerzas de seguridad como las autoridades locales «cumplirán con su obligación de mantener la seguridad y la estabilidad y defender a las instituciones del Estado», al tiempo que ha pedido a los países de la alianza militar que apoyan al Gobierno, con Arabia Saudí a la cabeza, que ayuden a garantizar la seguridad en Adén, donde tiene su sede el Ejecutivo de forma interina.
El llamamiento de los separatistas también fue abordado durante la reunión del miércoles del Gobierno en Riad. Según informa la nueva versión de la agencia de noticias Saba, controlada por el Ejecutivo, los ministros han pedido al Consejo de Transición que apueste por la vía política y no por la militar para defender sus posiciones.
Las tensiones entre los separatistas del sur, respaldados por Emiratos Árabes Unidos, y el Gobierno de Hadi, que vive exiliado en Arabia Saudí, demuestran la complejidad de la guerra en Yemen, ya que ambas partes son aliadas frente a los rebeldes huthis que controlan Saná, la capital.
Los separatistas quieren recuperar la antigua república de Yemen del Sur, que se unió al norte en 1990. En este sentido, han instado a la ONU a que se incluya la cuestión de la posible secesión del sur en las conversaciones de paz en las que participan por ahora solo el Gobierno y los huthis.