Las venganzas mafiosas son cotidianas en Italia, pero el asesinato de Nicola Campolongo, Cocò, un indefenso niño de tres años, ha conmocionado al país y ha recordado que el crimen organizado no tiene piedad.
Italia ha rememorado hoy a Giuseppe Di Matteo, de 12 años, secuestrado en 1996 y asesinado y disuelto su cadáver en ácido clorhídrico sólo porque su padre, es miembro de Cosa Nostra (la mafia siciliana) había accedido a colaborar con la Justicia.
También se recuerda a Domenico Gabriele, de 11 años, que murió en 2009 en Crotone mientras jugaba al fútbol con sus amigos, víctima de un tiroteo entre miembros de la Ndrangheta, así como Claudio Domino, de 11 años, a quien la Cosa Nostra disparó en la cabeza en 1986, en una calle de San Lorenzo, en Palermo.
El hijo del arrepentido
El Tribunal de lo Penal de Apelación de Palermo confirmó el 19 de marzo de 2013 cinco cadenas perpetuas por el secuestro y asesinato de Giuseppe Di Matteo, hijo del mafioso arrepentido Santino Di Matteo.
Al joven Giuseppe Di Matteo lo tuvieron dos años secuestrado en un zulo ubicado en una casa de San Giuseppe Jato, para después estrangularlo y disolver en ácido su cuerpo. Nunca se han hallado los restos.
La cadena perpetua fue confirmada para Giuseppe Gravano, Francesco Giuliano, Salvatore y Luigi Benigno Giacolone, y para el prófugo Matteo Messina Denaro, el último padrino de Sicilia.
En el podrido cerebro de los jefes mafiosos, el secuestro de su hijo haría que Santino Di Matteo regresara a las costumbres de los llamados «hombres de honor», y guardara la omertá debida.
La Cosa Nostra tuvo encerrado al joven Giuseppe durante 779 días, y lo acabaron asesinando el 11 de enero de 1996, por orden de Giovanni Brusca, el mismo hombre que pulsó el control remoto que detonó la dinamita en la autopista Palermo Capaci para asesinar al juez Giovanni Falcone, a su esposa y guardaespaldas.
Un testigo incómodo de 11 años
La tristeza invade en cada punto de la historia sobre la muerte del pequeño Claudio Domino, un chico de 11 años asesinado el 7 de octubre de 1986 en San Lorenzo, un municipio de Palermo.
Asesinado sin ninguna razón, ni siquiera la venganza. Las presiones de la Cosa Nostra, la brutalidad del crimen, y las manipulaciones de los mafiosos en los organismos judiciales han hecho casi imposible conocer qué paso, tras todos estos años y pese a las sentencias en el caso.
Lo más probable es que algún capo sin alma de la Cosa Nostra decidiera matarlo al considerarlo peligroso. Con 11 años lo único posible es que hubiera sido testigo involuntario de la distribución de droga en su barrio, de un secuestro, o o tal vez presenció un asesinato de la mafia.
Attilio Bolzoni escribía en la Repubblica, en marzo de 1987, que el pequeño Claudio fue una víctima más de una guerra silenciosa para hacerse con un territorio para el tráfico de droga.
Su asesinato, de un disparo a bocajarro entre los ojos en la noche del 7 de octubre de 1986, apuntaba al choque entre una nueva familia de narcos que intentaba reemplazar a sus jefes, encerrados en la cárcel y a punto de sentarse entonces en banquillo de acusados del macroproceso a la mafia.
El caso del asesinato de Domino tuvo un punto clave de inflexión en el arresto de otro menor de edad, Gabriel Graffagnino, por posesión de cincuenta balas del 7.65, el mismo calibre del arma que mató a Claudio.
Las pistas más fiables del caso apuntaban a que Claudio Domino, en los últimos días de agosto de 1986, había presenciado el secuestro de Sergio Di Fiore y Pablo Salerno, dos traficantes de Piana dei Colli. A alguien le pareció que se trataba de un testigo incómodo.
Maldito fútbol
Domenico Gabriele , Dodo para sus amigos, tenía sólo 11 años de edad cuando fue alcanzado por disparos perdidos durante un ajuste de cuentas entre mafiosos, mientras jugaba en un campo de fútbol de Crotone. Le encantaba el fútbol, ver la clasificación del Calcio, seguir las novedades de sus jugadores favoritos. Y en un campo de fútbol le vino a buscar la muerte, a manos de la mafia.
Dodo murió después de pasar tres meses en coma. Era un niño alegre, inteligente, y le iba bien en el colegio. En la tarde del 25 de junio de 2009, un hombre armado disparó salvajemente contra otros cerca del campo de fútbol del distrito de Margherita, en la periferia de Crotone.
Al asesino, del clan Tornicchio, no le importó lo más mínimo que hubiera una grupo de niños jugando a la pelota en ese momento. Al comenzar los disparos casi nadie salió corriendo, pensando que eran petardos. Hasta que Dodo cayó al suelo. Murió el 20 de septiembre.
En agosto de 2012, la Corte de Apelación de Catanzaro condenó por el tiroteo en el campo de Crotone de 2009, en el que resultó herido mortalmente Domenico Gabriele, a Andrea Tornicchio y Vincenzo Dattolo.