Victoria del Reino Unido (Londres, Reino Unido, 24 de mayo de 1819 – Isla de Wight, Reino Unido, 22 de enero de 1901) fue reina del Reino Unido desde la muerte de su tío paterno, Guillermo IV del Reino Unido, el 20 de junio de 1837, hasta su fallecimiento el 22 de enero de 1901, mientras que como emperatriz de la India fue la primera en ostentar el título desde el 1 de enero de 1877 hasta su deceso.
La reina Victoria de Inglaterra ascendió al trono a los dieciocho años y se mantuvo en él más tiempo que ningún otro soberano de Europa. Durante su reinado, Gran Bretaña se convirtió en una potencia de primer orden. El poderoso desarrollo industrial, con la consecuente consolidación de la clase media, la ausencia de revoluciones internas y la expansión colonial fueron sus rasgos esenciales. Socialmente su reinado se asentó en el equilibrio y compromiso entre clases, y se caracterizó por un marcado conservadurismo, un profundo respeto por la etiqueta y una rígida moral cristiana.
El padre de Victoria murió cuando ella solo tenía un año de edad. Educada por su madre, reveló un fuerte carácter poco inclinado a dejarse dominar, una entereza y una resolución que la definirían durante toda su vida.
A la muerte de su tío, el rey Guillermo IV, el arzobispo de Canterbury, arrodillándose ante la joven Victoria, le comunicó oficialmente que era reina de Inglaterra. En 1838 tuvo lugar la solemne ceremonia de coronación en la abadía de Westminster.
En 1840, Victoria contrajo matrimonio con el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, quien asumió con dificultad el papel de príncipe consorte. Sus descendientes coparon la mayor parte de las cortes reales e imperiales del continente, sellando con ello la hegemonía mundial británica, que se prolongaría hasta la Primera Guerra Mundial.
Desde entonces hasta su muerte en 1901, Victoria alcanzaría notoria celebridad internacional y un ascendiente sobre su pueblo desconocido entre sus predecesores, logrando que la sociedad británica adoptase los rígidos valores de la moral victoriana.
Tras la rebelión de los cipayos, la reina Victoria se convirtió en símbolo de la unidad imperial al ser coronada emperatriz de la India en 1877. La formidable expansión colonial británica concluyó con el control del canal de Suez, y Londres se convirtió en el gran centro financiero y de intercambio mundial.