Mo Huanjing trabajaba como niñera en una vivienda en la localidad de Hangzhou (este) y, tras robar en la casa y perder el dinero en apuestas decidió intentar recuperar la confianza de la familia provocando un incendio y salvándoles, si bien no pudo hacerlo y las llamas consumieron la casa con una mujer y sus tres hijos en su interior.
Un tribunal chino resaltó en su condena en febrero que «las motivaciones de Mo fueron aberrantes y peligrosas» y agregó que el hecho de que la mujer confesara no sería un atenuante en la sentencia.
China sigue siendo el país que más ajusticiamientos lleva a cabo, según el último informe publicado por la organización no gubernamental Amnistía Internacional (AI), a pesar de que no hace públicos sus datos sobre ejecuciones.