Los Angeles Times publica que los presuntos asesinos de cuatro mujeres en California habrían cometido dichos crímenes mientras llevaban un dispositivo de rastreo satélite (GPS). Franco Cano, de 27 años, y Steven Dean Gordon, de 45 años, llevaban este dispositivo después de cumplir una condena en prisión por agredir sexualmente a un niño menor de 14 años.
El lunes, los hombres fueron acusados formalmente de violar y asesinar a cuatros mujeres, todas estaban relacionadas con el mundo de la prostitución. Ambos fueron detenidos la noche del viernes cerca de una instalación de clasificación de basura donde anteriormente se había encontrado el cuerpo de una de las mujeres.
Los dos están acusados de la muerte de Kianna Rae Jackson, 20; Martha Anaya, 28; y Josephine Monique Vargas, de 34 años. Los tres desaparecieron el pasado otoño. Este periódico cuenta que la cadena de desapariciones en Santa Ana comenzó a principios de octubre poco después de Jackson llegara a la ciudad. Jackson se había criado en un pequeño pueblo rural, en el norte de California y se mudó a Las Vegas después de un semestre en la universidad.
Steven Dean Gordon era seguido por el Gobierno federal después de tener dos condenas previas por una agresión a un niño en 1992 y un secuestro en 2002. Cano por su parte fue supervisado por el estado y condenado en 2008 por actos lascivos contra un menor. Ambos están detenidos sin derecho a fianza y se espera que este martes se interpongan los cargos en la Cárcel Central de Santa Ana.
Cómo funcionan las tobilleras electrónicas
El monitoreo consta de tres elementos: una tobillera, un rastreador para el agresor y un rastreador para la víctima. Los rastreadores, que funcionan con un sistema GPS similar al de los celulares, deben llevarlos todo el tiempo.Los equipos deben ser cargados tanto por la víctima como por el agresor.
El dispositivo que lleva la víctima permite el monitoreo para una zona dinámica que estará definida por el lugar donde se encuentre.Mientras que la víctima lleva el rastreador se muestran tres «anillos de actuación». El primero define la zona de emergencia donde se ubica el transmisor y la persona, el segundo anillo refiere a la zona de restricción y corresponde a la medida cautelar que dispuso el juez, que generalmente es de 200 o 300 metros, mientras que el tercer anillo refleja una zona de advertencia y que completa un área de 1.000 metros en total entre los tres anillos para alertar a la víctima cuando su agresor la traspasa.
El traspaso a la zona de advertencia (1.000 metros) no implica que la persona haya incumplido ninguna medida cautelar definida por el juez, sino que sirve para tener un margen de advertencia y prevención.Si el agresor transgrede ese anillo, la primera acción que se toma es comunicarse con la víctima para ponerla en alerta. Luego se llama al agresor y se le pregunta qué hace en el entorno de la víctima y se le indica que tiene que salir de allí.Si el agresor no conteste la llamada o no se retire del lugar, se activa un protocolo de actuación por el cual el Centro de Monitoreo se comunica con el 911 y se envía un móvil patrullero al lugar donde se encuentra la víctima.
El sistema también permite detectar zonas fijas de exclusión, como un lugar de trabajo de la víctima o una escuela donde asisten niños involucrados en el problema de violencia.El juez es quien determina la cantidad de metros de la zona de exclusión, el plazo de esa medida y la prohibición de acercamiento a lugares físicos.