EN CONTRA
1. Fidel Castro era un dictador que detentó el poder durante casi cinco décadas, reprimiendo a la disidencia y obstinándose en unas políticas que han provocado un enorme sufrimiento a su población. La presencia del Rey emérito a la cabeza de la delegación española le da una estatura de hombre de Estado que obvia su papel autoritario y refrenda, por omisión de crítica, al régimen de los Castro.
2. La dictadura cubana está presentando la asistencia de los líderes mundiales al funeral como si fueran muestras de pleitesía y homenaje.
3. España se pone en la foto con líderes aliados de los Castro. Evo Morales de Bolivia, Daniel Correa de Nicaragua o el presidente venezolano, Nicolás Maduro, que ha dicho “vamos a acompañar al pueblo de Cuba en los homenajes mundiales que se van a hacer en la Plaza de la Revolución a este gigante”.
4. No asisten los jefes de Estado estadounidense, francés, ruso ni alemán. No estarán ni Barack Obama, ni Francois Hollande, ni Vladimir Putin, ni Angela Merkel. Ni siquiera el canadiense admirador de Castro Justin Trudeau. Sí irá el primer ministro griego, Alexis Tsipras.
5. Países como Chile, Argentina o Colombia han enviado sólo delegaciones. El presidente del Senado y la Cámara de Diputados, en el caso de Chile; y la ministra de exteriores en el de Argentina o Colombia.
A FAVOR
1. La delegación española no eleva la estatura de Fidel Castro. No incluye a ningún jefe de Estado o ministro. Juan Carlos I es ya sólo rey emérito. Y no se manda al ministro sino sólo a su inferior, el secretario de Estado. Pero el Rey emérito tenía una buena relación con Castro. De este modo se consiguen dos cosas: no elevar el nivel de la representación, pero no cerrar tampoco las puertas de una participación en la futura transición de la isla, mientras se refuerzan los lazos históricos de España con Cuba.
2. Acuerdo entre el PP y el PSOE, los dos grandes partidos nacionales. «Creo que se han encontrado una fórmula intermedia que, sin desmerecer al pueblo cubano, nos permite mantener una distancia con el régimen”, ha dicho el portavoz de la Gestora del PSOE, Mario Jiménez. “Quien ha fallecido fue jefe de Estado mucho tiempo en un país con el que España tiene relaciones históricas y tiene la obligación, la responsabilidad y la posibilidad de seguir teniéndolas en la nueva etapa”.
3. España tiene que ser práctica para influir en el régimen cubano. Ni la presión, ni el embargo estadounidense, ni la política dura que quiso implantar José María Aznar han dado frutos. Es el momento del “poder blando”, y ese se ejerce a la perfección con un hombre con mano izquierda y dotes sociales, pero sin cargo ya, como Juan Carlos I.
4. España tiene muchos intereses económicos en la isla, y una presencia menor en el funeral no iba a suponer cambio alguno en la situación política y sí el enfado de las autoridades. Sirve para que España juegue “un papel importante en el proceso de transición de Cuba”, según ha dicho el eurodiputado del PP Esteban González Pons. Para quien la presencia del Rey emérito queda justificada por “el deseo de transición” representado por el monarca.
5. Es, en todo caso, una deferencia al pueblo cubano, no a los Castro.