Mientras los fuegos artificiales iluminaban el cielo de Zagreb, miles de croatas celebraban en todo el país la entrada de Croacia en la Unión Europea 22 años después de la proclamación de su independencia de la ex Yugoslavia.
«Bienvenidos a la Unión Europea», exclamó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso ante la multitud reunida en Zagreb, poco antes de que «La oda a la alegría» de Beethoven, el himno de la UE, consagrase la integración de Croacia en el bloque europeo. «Esta es una noche histórica. Ustedes han devuelto a Croacia a su legítimo lugar en el corazón de Europa», agregó.
En su discurso, el presidente croata, Ivo Josipovic, invitó a sus compatriotas al optimismo. «No dejemos que la nube de la crisis económica ensombrezca nuestro optimismo. La crisis es un reto, una invitación para hacer que mañana sea un mejor día que hoy».
A medianoche, el letrero con la inscripción «Aduana» fue simbólicamente retirado de la frontera con Eslovenia, la única exrepública yugoslava que hasta ahora se ha integrado a la Unión Europea (2004), tras el desmantelamiento de la antigua federación comunista.
Al mismo tiempo, un letrero con el logotipo de la UE fue instalado en la frontera con Serbia, un país al que Bruselas dio luz verde, el viernes, para la apertura de negociaciones de adhesión.
Croacia es el primer país que se suma a la UE desde la adhesión, en 2007, de Rumanía y Bulgaria. Croacia está en recesión desde 2009 y el desempleo afecta a un 20% de los 4,2 millones de personas.
El gobierno de centro-izquierda espera que la adhesión a la UE fomentará la inversión extranjera que el país tanto necesita para reactivar su economía estancada.
En Croacia el PIB está 39% por debajo de la media europea y sólo Rumania y Bulgaria están detrás de Zagreb, según el servicio de estadísticas de la UE.
Los «300.000 parados, ¿qué van a celebrar? ¿La UE tiene una varita mágica para hacer desparecer todos los problemas?», pregunta un visitante de la página oficial del Gobierno de Croacia en Facebook.
«La adhesión a la UE es un genocidio económico cometido contra nuestro pueblo», afirmó por su lado, en un comunicado, la ONG euroescéptica Occupy Croacia. «Las leyes europeas son redactadas para servir a los intereses de las empresas multinacionales ricas por sus vasallos políticos».
Según una encuesta reciente, solo uno de cada siete croatas quería celebrar el acontecimiento con conciertos y fuegos artificiales.
Hace diez años, la mayoría de los croatas veía la adhesión como una forma de dar vuelta la página de las guerras de los años 90, pero las largas negociaciones y las exigencias de Bruselas para allanar el camino convirtieron a muchos en euroescépticos.
Croacia tuvo que presentar un plan de reestructuración de sus astilleros, que subsistían gracias a subsidios gubernamentales. Una medida que significará la supresión de numerosos empleos en este sector que da trabajo a más de 10.000 personas.
Los datos macroeconómicos de Croacia preocupan: el país está en recesión desde 2009 y la desocupación afecta al 21% de la población activa. Su PIB es un 39% inferior al del promedio de la Unión y solo supera al de Rumania y Bulgaria, según datos oficiales europeos.
Para colmo, la propia UE está confrontada a la crisis de la deuda de la Eurozona y nueve de sus 27 países están en recesión. Y los draconianos ajustes impuestos por Bruselas para acudir al rescate de sus socios más endeudados tampoco alientan a las grandes celebraciones.