El Consejo de Seguridad de la ONU ha prohibido el suministro de todo tipo de armas a los rebeldes de Yemen. Ha impuesto también sanciones individuales al líder del movimiento hutí y el expresidente del país, Ali Abdalá Saleh. Rusia se ha abstenido en la votación.
Adén amaneció este lunes tras una larga noche de violencia entre los partidarios del presidente Abd Rabo Mansur Hadi y sus adversarios, los rebeldes chiitas hutíes y sus aliados. Al menos 30 personas, incluidos 13 civiles, 11 hutíes y seis combatientes partidarios de Hadi, perdieron la vida en estos combates ocurridos en varios barrios, según fuentes médicas y militares.
En la madrugada los aviones de la coalición árabe bombardearon el complejo presidencial en manos de los rebeldes en el puerto de Adén, que fue el último refugio de Hadi antes de que huyera hacia Arabia Saudita en la víspera de la intervención militar árabe-sunita, que comenzó el 26 de marzo.
El éxodo masivo continúa
Un militante partidario de Hadi, Metaz al Maisuri, residente en Adén, informó de que desde finales de marzo ha habido un «éxodo masivo» de familias que han huido de la ciudad a causa de la intensidad de los combates.
«Las escuelas, las universidades y las empresas públicas y privadas han cerrado», dijo, agregando que «numerosos obreros y empleados han sido despedidos por sus superiores porque no les podían pagar». A la población le falta de todo, alimentos principalmente, según las organizaciones humanitarias. «No podemos salir de nuestras casas por culpa de los francotiradores hutíes», explicó Adwaa Mubarak, una mujer de 48 años.
«Hay combates en todas las esquinas y he tenido que obligar a mis hijos a quedarse en casa porque varios de mis vecinos han sido abatidos por francotiradores hutíes, mientra que ellos no tenían nada que ver», agregó.
Los rebeldes se han hecho con el control de parte del país
Tras partir en septiembre desde Sada, su bastión en el norte de Yemen, los rebeldes hutíes se han hecho con el control de Saná y de regiones del centro, del oeste y el sur, lo que provocó la huida del presidente Hadi y su primer ministro a Riad y la intervención saudita. Este lunes, el primer ministro yemenita, Khaled Bahah, prestó juramento como vicepresidente en la embajada del país en la capital saudita.
El presidente culpa a Irán de la rebelión
Hadi expresó este lunes en una tribuna en el diario estadounidense The New York Times que la crisis en su país se debe al «hambre de poder de Irán y a su ambición de controlar toda la región», acusaciones que Teherán niega.
Irán ha condenado los bombardeos de la coalición y este lunes centenas de personas se manifestaron en Teherán delante de la embajada de Riad.
Por su parte la organización Human Rights Watch (HRW) pidió a la coalición árabe que tome medidas para «minimizar el sufrimiento de los civiles» y también pidió a Washington que investigue el bombardeo de un campo de refugiados.
Los civiles han pagado un precio muy alto y constituyen buena parte de los centenares de muertos y de los miles de heridos reportados por la ONU.
«Hay escasez de agua y de alimentos, y la gente es incapaz de desplazarse», señaló a la AFP la portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja, Marie-Claire Feghali, presente en la capital yemenita.
En este contexto, al personal de Médicos Sin Fronteras (MSF) le resulta muy difícil desplazarse y atender a los habitantes que necesitan asistencia, precisó Marie-Elisabeth Ingres, una de las responsables de la organización.
Los bombardeos han diezmado y mucho a los rebeldes
Las pérdidas de los hutíes y de sus aliados, militares fieles al expresidente Ali Abdalá Saleh, siguen siendo desconocidas, pero las imágenes de los ataques, difundidas por la coalición, dejan entrever que entre sus filas hay un gran número de muertos y heridos.
Los desplazados se cuentan por decenas de miles y los extranjeros también padecen dificultades en los procesos de evacuación.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) señala que no menos de 16.000 personas son, de momento, incapaces de abandonar Yemen, mientras que varios miles de extranjeros ya han sido evacuados por vía aérea o marítima.
EEUU insta a Irán a no dar armas a los hutíes
Estados Unidos instó este martes a Irán a respetar los términos del nuevo embargo impuesto por el Consejo de Seguridad de la ONU a los rebeldes chiítas hutíes de Yemen.
«Obviamente Irán tiene un papel aquí, dado su apoyo a los hutíes. Y creo que sería de mucha ayuda en este momento que los iraníes respeten este nuevo embargo de armas impuesto por la ONU (…) y que deje de respaldar a los hutíes», dijo la portavoz del Departamento de Estado, Marie Harf.
Al Qaeda reconoce que uno de sus líderes ha muerto en Yemen tras un bombardeo
Al Qaida en la Península Arábiga (AQPA) anunció este martes en un comunicado la muerte de uno de sus mayores ideólogos, Ibrahim al Rubaish, el lunes en un ataque de dron perpetrado, supuestamente, por Estados Unidos.
Rubaish, que acusó en enero a Francia de superar a Estados Unidos como mayor enemigo del islam, fue abatido con otros insurgentes en «un raid de los cruzados». El comunicado se refería aparentemente al ataque de un dron que mató a seis personas en el sureste de Yemen.
Estados Unidos, que considera a AQPA como la rama más peligrosa de la red extremista sunita, es el único país que emplea drones en Yemen. Rubaish, un saudita de la provinca ultraconservadora de Casim, «dedicó dos décadas de su vida a la yihad, combatiendo contra Estados Unidos y sus agentes», indicó AQPA en su comunicado.
Luchó en Afganistán y estuvo preso en la cárcel militar estadounidense de Guantánamo durante «unos años» antes de unirse a AQPA tras su liberación, añadió.
Los yihadistas de AQPA está bien implantada en el sur del país, donde supo aprovechar el caos provocado por la guerra entre milicianos chiitas hutíes y los partidarios del presidente Abd Rabo Mansur Hadi, que tuvo que huir a Arabia Saudita.
Riad lidera una coalición árabe que emprendió el pasado 26 de marzo una campaña de bombardeos para detener el avance de los hutíes, que conquistaron extensas zonas de Yemen, incluida la capital Saná.