«El pasado mes de abril comenzó una campaña para restringir los test de género prenatales y los abortos selectivos por sexos con el fin de abordar el desequilibrio entre hombres y mujeres», han dicho las autoridades sanitarias.
La Comisión Nacional de Salud y Planificación Familiar «se centrará en las clínicas de fertilidad y en los médicos itinerantes» que desarrollen actividades ilegales de este tipo, según ha informado la agencia de noticias Xinhua.
Las parejas chinas suelen recurrir a test prenatales para conocer el sexo de su hijo y, en caso de ser niña, abortan, debido a una cultura que favorece a los niños y a décadas de políticas de planificación familiar destinadas a limitar la natalidad.
El concepto tradicional de familia china se inclina por posicionar al hombre sobre la mujer al considerar que es la única garantía de continuidad del linaje, ya que las chinas se integran en el hogar del marido, desprendiéndose de su arraigo anterior.
A ello se suman las directrices que el régimen comunista ha dado desde su llegada al poder para evitar una explosión demográfica mayor de la existente, lo que ha llevado a muchas familias a privilegiar los nacimientos de niños.
Estos dos factores han provocado un grave desequilibrio entre géneros que ha convertido a China en el país con mayor desajuste por sexos. En 2014, hubo 115 recién nacidos por cada 100 niñas frente a un promedio global de 103 y 107.