La primavera negra también provoca sangre. Pese a haber logrado el objetivo de derrocar al presidente Blaisé Compaoré, que ha huido del país para «preservar la paz y el orden» (la realidad es que los presidentes derrocados no acaban bien en Africa), el miedo de Occidente a que pueda convertiirse en una bastión del yihadismo es clara. Mali está cerca y la inestabilidad es el caldo de cultivo para los grupos radicales.
Honoré Nabere Traoré toma el poder y promete elecciones
«Declaro que el poder queda vacante para permitir la organización de elecciones justas y democráticas en 90 días», afirmó Compaoré en un comunicado firmado por él mismo y leído en la televisión burkinesa. Tras este anuncio, el jefe de Estado Mayor, el general Honoré Nabere Traoré, asumió la presidencia interina en Burkina Faso con el objetivo de celebrar elecciones «lo más pronto posible».
El Ejército informó en un comunicado de la suspensión de la Constitución de 1991 y la creación de un órgano transitorio «que se establecerá de acuerdo con todas las fuerzas de la nación para organizar una transición que permita volver a la vida constitucional normal».
Compaoré, que llevaba en el poder desde 1987 tras protagonizar un golpe de Estado en el que murió su antecesor, Thomas Sankara, justificó su decisión de dimitir por «la degradada situación sociopolítica y la amenaza de división dentro de nuestro Ejército».
Decenas de muertos
Las muertes son una realidad aunque la situación en las calles es de calma parcial. Y eso pese a que cerca de treinta personas murieron y otras cien resultaron heridas este jueves en los disturbios en Burkina Faso, según confiesa Bénéwendé Sankara, un líder opositor, sin precisar si es un balance sólo en Uagadugú o en todo el país. Según el hospital Blaise Compaoré, el más grande de la capital, al menos dos personas murieron, una por disparos y la otra por quemaduras.
Bénéwendé Sankara calificó además de «golpe de Estado» la toma del poder por parte del ejército. «El jefe de Estado Mayor ha dado un golpe de Estado», dijo Sankara en referencia a Nabéré Honoré Traoré, que anunció por la tarde que el poder ejecutivo y legislativo pasarán a un órgano de transición con el objetivo de volver al «orden constitucional» en un periodo de doce meses.
La manifestaciones del jueves empezaron tras el intento del presidente Blaise Compaoré de revisar por tercera vez, tras haberlo hecho en 1997 y 2000, el artículo 37 de la Constitución, que limita a un máximo de dos los mandatos presidenciales de cinco años.
Koame Lougué es el favorito de los representantes
Tras conocer que el general Traoré estará al frente de la transición en Burkina Faso, algunos manifestantes gritaron «fuera el jefe de Estado Mayor» y clamaron el nombre del general retirado Kouame Lougué. En los últimos días muchos han mostrado su deseo de que Lougué, que ayer se unió a los manifestantes en la capital, sea el nuevo líder hasta que se celebren elecciones.
Durante la jornada de hoy, también se registraron algunos incidentes violentos, como el saqueo por un grupo de manifestantes de la casa del hermano menor de Compaoré, François Compaoré, informó el portal de noticias «Burkina 24».
Los militares no ven riesgo para los militares españoles en Mali
El jefe de la base de la Brigada de Infantería Ligera Aerotransportable (Brilat) en Pontevedra, el general Luis Cebrián Carbonell, ha calificado hoy de «muy manejable» el riesgo para el contingente español que se desplegará a partir del próximo mes en Mali.
Cebrián ha señalado que la zona en la que se desplegarán los soldados está en el sur del país, «controlada por el Gobierno», lejos del norte donde persisten las «situaciones de inestabilidad que justifican la presencia de fuerzas de la UE».
Noventa militares de la Brilat -10 instructores en artillería y morteros y 80 de una compañía de protección- se desplegarán a orillas de Níger en Kurikuró, a 60 kilómetros de la capital, Bamako, para entrenar a las fuerzas malienses en la lucha contra el yihadismo.
El contingente de la Brilat conforma la mayoría de los 110 militares españoles que irán al país Africano, siendo España a su vez el segundo país, tras Francia, que más fuerzas aporta a la misión, sancionada por la UE. El general indicó también que «no es importante» el riesgo de ébola en la zona, hasta el punto de que los brotes de la enfermedad no han alterado «en medida significativa» la preparación del contingente.
Cebrián Martorell manifestó, respecto al despliegue de tropas en otros países, que en Afganistán las tropas locales «se hacen cargo en condiciones razonablemente eficaces» de las tareas que tenían asignadas hasta el año pasado los destacamentos españoles, y respecto a Irak, que no es «previsible en el corto plazo» que efectivos de la Brilat se desplacen allí, un extremo que podría cambiar si «la misión se prolonga».