El Gobierno de Estados Unidos ha decidido fijar un nuevo protocolo, nuevas directrices de control para aquellas personas con riesgo de haberse infectado de Ébola, tras haber estado expuestas al virus.
La medida es un intento de la Administración Obama de unificar la respuesta nacional ante las medidas más restrictivas impuestas por algunos estados, que han generado polémica y airadas protestas de los ciudadanos obligados a cumplirlas.
De esta manera, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) han elaborado una clasificación según el riesgo de haber contraído la enfermedad, por la que sólo aquellos en «alto riesgo» deberán ser aislados en sus casas.
Se considera una persona en «alto riesgo», por ejemplo, a un trabajador sanitario que se ha pinchado con una aguja al atender a un enfermo de ébola o cualquiera que haya estado en contacto con los fluidos corporales de un infectado sin la protección adecuada.
New Fact Sheet explains updates to CDC guidance on monitoring symptoms & controlling movement to stop spread of Ebola http://t.co/6iE8CWWZHx
— CDC (@CDCgov) octubre 27, 2014
No frenar el envío de sanitarios a lugares de riesgo
Según la nueva guía del Gobierno, la gran mayoría de los casos -como los sanitarios llegados de países afectados- quedarían enmarcados en una categoría intermedia en la que el individuo tiene que pasar un control diario en un centro médico local e informar además mediante llamada telefónica de su temperatura.
Si no empiezan a presentar síntomas, estas personas no verán limitados sus movimientos ni serán aisladas en sus casas, como establecieron la semana pasada los estados de Nueva York y Nueva Jersey.
Esas medidas unilaterales irritaron a la Casa Blanca, que se esfuerza por evitar el alarmismo y dar una respuesta nacional al ébola, con el nombramiento incluso de un coordinador federal, el zar de la enfermedad Ron Klain.
También las organizaciones humanitarias criticaron las restricciones de estos estados, por considerar que crean un estigma y disuaden a los sanitarios de viajar a África Occidental, donde faltan voluntarios para frenar el brote.
Las críticas despiertan en Nueva York
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, y su homólogo de Nueva Jersey, Chris Christie, criticaron las nuevas medidas del Gobierno con el argumento de que la prioridad es garantizar la seguridad de los ciudadanos estadounidenses.
Christie acusó a los CDC de «quedarse atrás» en su respuesta ante el ébola en la nación, y esgrimió que los ciudadanos de su estado le reclamaban una acción más contundente para evitar contagios. Cuomo criticó las nuevas directrices incluso antes de conocer en detalle su contenido.
«Yo trabajo con el Gobierno federal, pero estoy en desacuerdo con los CDC. Mi trabajo número uno es proteger a los ciudadanos del estado», dijo a los periodistas. Florida, Illinois y Georgia también han anunciado medidas más duras para los que regresen de África occidental, en la línea emprendida por Nueva York y Nueva Jersey de aislar en cuarentena durante 21 días a los que hayan estado expuestos directamente al ébola aunque no presenten síntomas.
Los expertos insisten en que un enfermo de ébola no contagia la enfermedad hasta que no aparecen los primeros síntomas: vómitos, fiebre y diarrea. Por su parte, el jefe del Estado Mayor del ejército, general Ray Odierno, ordenó este lunes 21 días de control preventivo en las bases estadounidenses para los oficiales que regresen de la zona afectada por el ébola en África occidental, según informaron The New York Times y la cadena Fox.
Evidencia científica frente al miedo
El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, defendió en su rueda de prensa del lunes que los protocolos del CDC están basados en la «evidencia científica» sobre el ébola y en la «experiencia» de ese organismo con anteriores brotes del virus.
No obstante, reconoció la «autoridad» que tienen las autoridades estatales y locales para imponer cuarentenas si así lo consideran. El pasado viernes, los estados de Nueva York y Nueva Jersey anunciaron por sorpresa que aislarían a cualquier persona que llegase a sus aeropuertos tras haber estado en contacto con enfermos de ébola.
La primera afectada por ese protocolo, la enfermera Kaci Hickox, fue puesta en cuarentena el viernes pasado al llegar al aeropuerto de Newark, en Nueva Jersey, tras haber trabajado en Sierra Leona, uno de los países más afectados por la epidemia de ébola, aunque no presentaba síntomas.
En distintos medios, la enfermera denunció el «trato inhumano» al que fue sometida, dado que la colocaron en una carpa aislada en un hospital de Nueva Jersey, y el domingo sus abogados anunciaron acciones legales. Christie anunció el lunes que la enfermera saldría ese mismo día del aislamiento y sería enviada en un avión privado al estado de Maine, donde reside.