Los electores latinos crecen en Estados Unidos, pero no así su participación en las urnas. Para remediar eso, activistas como Ricardo Martínez van de puerta en puerta exhortándoles a votar en las legislativas del martes.
«Sé que los hispanos pueden hacer la diferencia en este país y sé que muchos de ellos a veces olvidan que hay una elección pronto», dice Martínez caminando veloz entre dos casas en Aurora, un suburbio de Denver, en el estado de Colorado (centro).
El votante latino es un objetivo preciado de cara a los comicios del 4 de noviembre, cuando los estadounidenses renovarán la Cámara de Representantes y un tercio del Senado estadounidense, además de autoridades estatales.
En Aurora, como en el resto de Colorado y el oeste de Estados Unidos, los hispanos son el grupo demográfico de mayor crecimiento.
Uno de cada cinco habitantes en Colorado y uno de cada siete votantes es latino: un aumento de 40% entre 2000 y 2010. En Estados Unidos suman 25,2 millones en total, según el Instituto Pew.
Pero su participación electoral es de las más bajas. Menos de un tercio de los latinos votaron en las legislativas de 2010 en Colorado, frente a 57% de los pobladores blancos.
La misión de Ricardo, pagada por la organización Mi Familia Vota, es aumentar esa cifra para forzar a los partidos Demócrata y Republicano a escuchar los reclamos de la comunidad hispana.
Ricardo toca la puerta de una anciana que no habla inglés y que votó por el presidente Barack Obama en 2012. El activista le propone enviarle un vehículo el día de la elección para llevarla al centro de votación y ella acepta. Hablarles «en español crea una conexión», señala el joven.
Para muchos latinos la prioridad es la regularización de los millones de personas que viven indocumentados en Estados Unidos. Todos tienen un familiar o un amigo sin papeles.
Por eso Vanesa Rojas, republicana de 32 años, duda por primera vez votar por su partido, rotundamente opuesto a las legalizaciones de inmigrantes: «miembros de mi familia siguen ilegales, pero ellos trabajan duro, no entiendo porque no pueden recibir una visa», dice.
Mi Familia Vota, con 72 empleados permanentes y más de 500 temporales como Ricardo desplegados en seis estados del oeste, es una organización políticamente neutra.
De cadas diez electores, siete votarán a los demócratas
Pero de cada diez electores latinos, siete votarán por demócratas, si la tendencia de 2012 se repite esta vez.
Para cambiar su imagen de partido elitista, el partido republicano nombró en 2013 a Jennifer Sevilla Korn para atraer el voto hispano. Su misión y la de 37 empleados repartidos en el país es integrarse en la comunidad y persuadir a los latinos que los valores conservadores le pertenecen.
«El partido está tomando muy seriamente nuestros esfuerzos», dice Sevilla Korn a la AFP en el cuartel general republicano en Colorado, desde donde una decena de militantes parten todos los días a cortejar Queremos escuchar sus preocupaciones y transmitirles el mensaje republicano» con las presidenciales de 2016 en mente, señala.
Para la apretada elección a la Cámara de Representantes por el circuito número seis del estado, en el suburbio de Denver, abundan anuncios, entrevistas, puerta a puerta e incluso un debate televisivo en español entre el republicano Mike Coffman y el demócrata Andrew Romanoff.
«Hablo español, viví en América Central», dice Romanoff a la AFP. Sobre su rival, que está aprendiendo español, ironiza: «su historial no es mejor en otro idioma, se opone a la reforma migratoria».
La especial atención contrasta con la discriminación que sufrieron por generaciones los hispano-estadounidenses.
«Los mexicano-estadounidenses eran tratados como los negros eran tratados en el sur», relata Polly Baca, de 73 años, cuya familia vive en Colorado desde generaciones. «Había carteles: »Prohibida la entrada a mexicanos y perros»», recuerda desde su apartamento de Denver.
Las dos cámaras cuentas con 9 hispanos
Polly Baca fue la primera latina electa al senado de Colorado en 1978. Actualmente, las dos cámaras locales cuentan con nueve legisladores hispanos.
Obama otorgó por decreto papeles temporales a unos 600.000 jóvenes desde 2012. Pero la reforma migratoria adoptada por el Senado demócrata está bloqueada en la Cámara de Representantes, dominada por los republicanos. Y el presidente vacila en decretar un nuevo plan de regularizaciones masivas.
La pregunta es: los latinos, que forman una comunidad que va ganando poder social y político en Estados Unidos, ¿aprovecharán las elecciones del 4 de noviembre para expresar su descontento? Al menos los republicanos esperan que sí. Su objetivo, según Sevilla Korn, es alcanzar cerca de 40% del electorado hispano, la proporción que votó por el presidente George W. Bush en 2004.