«Aquella noche no pensé mucho. Estaba exhausto después de haber trabajado todo el día y me dormí enseguida. Pero a media noche me desperté y pensé: «Hoy es el día en que voy a morir». Así se ha referido Breivik a aquella noche, la que antecedió al fatídico 22 de julio, cuando Noruega se sobrecogió por la acción de un individuo que puso en vilo a todo el país y que dejó a 77 familias destrozadas.
Y el acusado, que está siendo juzgado en el Palacio de Justicia de Londres, continúa: «Por la mañana estaba realmente nervioso. Me desperté sobre las ocho». El fiscal Svein Holden interrumpe en este punto a Breivik para preguntarse si no era cierto que el plan inicial era actuar por la mañana. «Es verdad», contesta Breivik, «pero estaba exhausto. No recuerdo cuándo me fui a dormir, y pensé que si no dormía, no iba a ser capaz de llevar a cabo el plan».
«No recuerdo exactamente qué hice al principio». Holden le recuerda que estuvo trabajando en el ordenador. «Sí, empecé a cargar la película (la que distribuyó Breivik, y con la que lloró al ser proyectada en la primera sesión del juicio; se trataba de un vídeo de 12 minutos en el que resumía, con imágenes y música, su Manifiesto)». Pero Breivik asegura que tuvo problemas «y perdí un poco de tiempo».
«Una vez hecho esto, era el momento de colocar el primer coche. Vestido de civil», Breivik condujo el coche hasta el punto previsto. Era el que le iba a servir de escape tras colocar la bomba. «Pasé por delante de los edificios gubernamentales y realicé un último reconocimiento». Después, Breivik envió casi 8.000 correos electrónicos a sus contactos de Facebook con un resumen de su Manifiesto. «Tuve muchos problemas y muchos mensajes de error, con lo que me sentí extremadamente frustrado».
Breivik continúa su relato: «Eran sobre las tres de la tarde. Fui al coche, me cambié, me puse el uniforme de la Policía y me dirigí con la furgoneta-bomba hacia el lugar previsto para estacionar». Holden le pregunta en qué pensaba: «Primero, que iba a morir en dos minutos. Pero luego, es como si me se hubiera desconectado el cerebro, porque a partir de ese punto actué instintivamente«.
Breivik continuó hacia el coche que había dejado aparcado como vía de escape: «Comprobé si alguien me seguía. Poco después, me di cuenta de que la detonación había ocurrido cuando me cayeron dos cajas encima por la onda expansiva. Las noticias en la radio decían que había habido una detonación y que había al menos una persona muerta. Y pensé que la operación había sido un fracaso porque los pilares no se habían derrumbado y los edificios no se habían venido abajo».
Y es entonces cuando Breivik decide que hay que «llevar a cabo toda la operación». Así, se dirió a la zona en la que salía el ferry hacia la isla de Utoya, y allí esperó hasta la salida del barco de las 5 de la tarde. Durante ese tiempo, se cambió de ropa y se preparó la munición.
La exposición de los hechos ha finalizado en este punto, ya que el calendario del juicio indica que la parte de los hechos que acontecieron en Utoya sea expuesta en la sesión del viernes 20. Sin embargo, Breivik ha indicado que «si miro al 22 de julio, es algo que no va conmigo, ni Utoya ni los edificios gubernamentales». Y ha añadido que el objetivo de los ataques de Oslo era «matar al gobierno entero y al primer ministro».
Enganchado a los videojuegos
El fiscal Svein Holden ha querido hacer especial hincapié en la situación financiera de Breivik en ese año ya que fue entonces cuando Breivik se tomó un tiempo «sabático para hacer lo que siempre había soñado: jugar al videojuego World of Warcraft durante un año entero. Era mi sueño, hay quien se toma un año sabático para viajar alrededor del mundo, otros para jugar al golf…«.
En este sentido, Breivik ha declarado que desde 2002 a 2006 había trabajado mucho, de 12 a 14 horas al día, y que decidió tomarse un año sabático: «Debía dedicar un año a hacer lo que yo quisiera, especialmente a preparar los ataques suicidas. Como un regalo al mártir». Así, ha explicado que no sólo jugaba al World of Warcraft online con más personas, sino también al Call of Duty. Breivik ha asegurado que llegaba a jugar 16 horas al día: «Jugar y dormir».
Pero el acusado ha querido dejar claro que esta afición no tuvo nada que ver con el 22 de julio: «Entiendo que es importante para la fiscalía y los medios de comunicación centrarse en el World of Warcraft, pero es puro entretenimiento, no tuvo nada que ver con el 22 de julio. No es un mundo en el que estés inmerso, es sólo un hobby».
Pero su pasión por el juego no se acabó ese año; de hecho, el fiscal Holden ha recordado que el último día de Año Nuevo antes de los atentados, lo dedicó a jugar cerca de 17 horas a este videojuego. A lo que Breivik ha contestado: «Sé adónde quiere llegar, quiere ridiculizarme, pero lo cierto es que yo quería prepararme mentalmente para los ataques suicidas«.
También ha señalado que jugaba al Call of Duty, «un simulador de guerra», pero «los juegos de tiroteadores no me gustan mucho, aunque reconozco que son buenos para el entrenamiento. Por ejemplo, el Ejército chino lo usa en sus simulaciones».
Un año aislado para hacer su Manifiesto
Durante este año, en el período 2006-2007, cuando Breivik comenzó a elaborar su compendio ideológico, asegura que se aisló de sus amigos y familiares: «Para mejorar lo que estaba haciendo necesitaba estar solo, no tener amigos alrededor, ni familia. Hasta entonces yo llevaba una vida normal, por eso la gente se quedó sorprendida». Breivik ha comentado que incluso se apartó de los Caballeros Templarios.
Breivik ha incidido hoy en la finalidad de los Caballeros Templarios, una de ellas, «deportar a la mayoría de los musulmanes de Europa». Durante ese tiempo, Breivik trabajó en su compendio o Manifiesto, que estructuró, tal y como él ha comentado, en tres partes: histórica, ideológica y militar. «Al terminar, tenía entre 4.000 y 5.000 páginas, que finalmente reduje a 1.800«.
«Lo titulé 2083 porque es el año en el que se cumple el 400 aniversario de la batalla de Viena, que impidió el avance del Imperio Otomano hacia Europa». El subtítulo es «Declaración Europea de Independencia».
Breivik ha querido dejar claro, sin embargo, que el compendio representa muchas opiniones acerca de Europa, «con las que estoy de acuerdo en el 95 por ciento de los casos, pero no en todo«. En este sentido, Breivik ha reconocido que el compendio no estaba escrito en su totalidad por él, aunque sí había fragmentos que expresaban su propia ideología.
«Me hice masón por hobby»
Fue en ese año cuando, tal y como ha recordado al comienzo de la sesión el fiscal Svein Holden, Breivik entró en contacto con una Logia masónica, aunque el acusado ha señalado que «desde los 16 o los 17 años ya quería ser miembro de una logia. La razón es porque se trata de una organización cristiana que ha mantenido tradiciones en Europa por las que nadie se ha preocupado. Esto, unido a que hay muchos libros interesantes en la librería masónica, es suficiente para querer pertenecer a ella».
Sin embargo, Breivik ha querido dejar claro que se hizo miembro «más como hobby, nunca fui particularmente activo». Cabe recordar que en una de las imágenes que se facilitó a la prensa de Breivik, éste aparecía con un uniforme masónico; fue una de las fotos que formaba parte de su compendio ideológico.
Breivik, que se declaró culpable de los hechos pero pidió la absolución al asegurar que actuó en defensa propia, ha tratado durante las primeras sesiones del juicio de justificar unos hechos que llegó a calificar de «terribles pero necesarios». Así, el procesado ha disertado sobre sus ideas políticas, se ha definido como un «militante nacionalistas» y ha llegado a llorar al ver el vídeo que él mismo subió a Youtube el día de los crímenes, en el que explicaba sus ideas.
La sesión del miércoles estuvo centrada en la pertenencia de Breivik a una organización que la Policía asegura que no existe: los Caballeros Templarios, aunque no quiso dar detalle alguno para «evitar más arrestos» de acólitos. Asimismo, Breivik aseguró que estaba sorprendido por haber sobrevivido al 22 de julio (fecha de la matanza), ya que siempre pensó que moriría, y que su idea era crear una Al Qaeda en Europa, ya que metodológicamente es perfecta.
Por primera vez desde que comenzó el juicio, Breivik se ha abstenido de hacer el saludo extremista acostumbrado, siguiendo las indicaciones de su abogado. Uno de los representantes de las víctimas se había quejado al verlo totalmente inapropiado.