El Dow Jones, el índice industrial de Nueva York, ha sufrido la mayor caída de su historia. Las pérdidas comenzaron el viernes, arrastrada por la caída de Chevron y ExxonMobil, en medio de una subida de las ventas y con la expectativa de una mayor inflación. El petróleo y el bitcoin acompañan el retroceso, al igual que los principales mercados de Europa, entre ellos el Ibex 35.
El aumento interanual en los salarios en enero en un 2,9%, alcanzando su ritmo más acelerado en nueve años (según datos del departamento de Trabajo publicados el viernes pasado) también podría haber influido en las previsiones económicas inflacionistas. Los datos del empleo mostraron un fortalecimiento de los salarios, lo que sugiere que el largo período de baja inflación podría estar cambiando.
El lunes ha sido una jornada de fuertes pérdidas en la Bolsa de Nueva York. En el momento más caótico de la sesión, el índice industrial perdió más de 1.400 puntos. Finalmente cedió cerca de 1.200 puntos, la mayor caída diaria en puntos absolutos de su historia.
¿Por qué se produjo este desplome? Nadie tiene una explicación sólida para esta caída. Algunos analistas creen que los ordenadores de Wall Street estaban programados para vender cuando el Dow Jones bajara de ciertos niveles, lo que tuvo como consecuencia que el principal indicador neoyorquino llegara a bajar incluso de los 24.000 puntos.
Los otros dos índices bursátiles de referencia en Nueva York también sufrieron un castigo severo. El S&P 500 retrocedió un 4,1%, hasta 2.648 puntos, firmando su peor sesión desde agosto de 2011. El Nasdaq Composite recortó un 3,78%, hasta 6.967 puntos.
También cabe destacar la probabilidad de que aumenten los tipos de interés de la Reserva Federal (Fed) a medida que la economía estadounidense se fortalezca. La era de los tipos cero parece historia en EEUU, que se prepara para dar continuidad a un ciclo alcista que podría ser más brusco aún de lo esperado La posibilidad de que la Fed haga ajustes en su política monetaria es un hecho.
Caída en las bolsas europeas
La caída de Wall Street vino acompañada de retrocesos en las principales bolsas europeas, de algo más del 1%. El FTSE, el índice de referencia de la Bolsa de Londres, perdió el 1,34%, mientras que el Dax alemán lo hizo en 0,84% y el CAC 40 francés, un 1,5%. El índice europeo Stoxx 600 cedió, por su parte, el 1,53%.
Las 30 compañías del Dow terminaron en números rojos, con los mayores perdedores, incluidos Boeing, Cisco Systems, ExxonMobil, Home Depot, Johnson & Johnson y Pfizer. Todos bajaron más del 5%.
La euforia que venían arrastrando los mercados estadounidenses desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca se ha enfriado definitivamente. Trump, que siempre alardea de lo bien que le ha ido a la Bolsa desde que él es presidente, no dijo nada.
La Casa Blanca se limitó a declarar que el presidente trabaja en el fortalecimiento de la economía estadounidense a medio plazo. El desplome del Dow Jones también ha coincidido con el aterrizaje de Jerome Powell como presidente de la Fed.
Esta caída mantiene en alerta a las principales plazas de Asia, que han padecido retrocesos en los últimos días, y de Europa. Ello ha tenido sus efectos en la bolsa española y las principales bolsas europeas, que han caído por encima del 3% en la apertura del mercado.
En el caso del Ibex 35, ha reaccionado con un recorte del 3,31% en la apertura hasta los 9.731 puntos, tras los desplomes registrados el lunes en Wall Street, y que se ha acentuado en la apertura de las bolsas asiáticas. Los mayores descensos en los primeros compases de la sesión los han protagonizado ArcelorMittal (-5,2%), Iberdrola (-4,8%), Repsol (-4,6%), Amadeus (-4,4%) e IAG (-4,1%).
La tormenta de Wall Street se ha trasladado a todas las bolsas europeas. Así, la Bolsa de Frankfurt, París y Milán han iniciado la sesión también con pérdidas superiores al 3%. Por lo que respecta a la jornada de este martes, las bolsas europeas han conseguido reducir la caída que ha golpeado EEUU y Asia, en forma de bajadas del 4%. Todo ello ha coincidido con la llegada de Jerome Powell al frente de la Fed y tras la reciente aprobación de la reforma fiscal de Trump.