Son asesinos, no tienen corazón y apoyan a ISIS y Al Qaeda. Son Boko Haram y se han convertido en un grupo terrorista capaz de aterrrorizar a su propio gobierno. Considera como “aparentes” crímenes contra la humanidad sus secuestros a niñas y ataques en lugares concurridos. El grupo terrorista Boko Haram, que saltó a la escena internacional el pasado mes de abril con el secuestro de 276 niñas en una escuela de Nigeria, ha matado a al menos 2.053 civiles en 95 ataques perpetrados en este país durante el primer semestre de este año.
Así lo afirmó este martes Human Rights Watch (HRW), que ha llegado a esta conclusión tras analizar noticias aparecidas en medios de comunicaciones locales e internacionales, y sus investigaciones sobre el terreno, con entrevistas a testigos y víctimas de ataques, trabajadores de hospitales y tanatorios, policías, militares y líderes locales.
HRW señaló que los homicidios y otros abusos formaban parte de los ataques generalizados contra la población civil en más de 70 ciudades y pueblos del noreste de Nigeria, además de la capital del país, Abuya, e indicó que estos actos son “aparentes crímenes contra la humanidad”.
Los terroristas de Boko Haram han propiciado “un aumento dramático” en el número de víctimas de explosiones de bombas en los primeros seis meses de este año, también por aparentes atentados suicidas, ya que al menos 432 personas murieron en 14 explosiones ocurridas en mercados llenos de gente, un burdel, una escuela técnica y dos lugares con aficionados viendo partidos de fútbol.
HRW señaló que tres de estos ataques fueron en Maiduguri (capital del Estado de Borno), dos en Kano (capital del Estado del mismo nombre) y dos en Jos (capital de Plateau), todas ellas en el norte del país, así como tres en Abuya, en el centro de Nigeria. La mayor parte de los ataques y los fallecidos registrados por Human Rights Watch se llevaron a cabo en el Estado de Borno, donde nació Boko Haram y donde han muerto 1.446 personas.
Corinne Dufka, directora para África Occidental de HRW, indicó que «Boko Haram está librando con eficacia una guerra al pueblo del noreste de Nigeria con un coste humano asombroso» y que «atrocidades cometidas por un ataque generalizado contra la población civil son crímenes contra la humanidad y los responsables deben rendir cuentas.»
HRW explicó que Jama’atu Ahlis Sunna wal-Jihad Lidda’awati, grupo insurgente islamista popularmente conocido como Bokio Haram, ha llevado a cabo desde 2009 una violenta campaña contra el Gobierno de Nigeria para imponer su autoridad en virtud de la ‘sharia’ o ley islámica.
La pobreza generalizada, la corrupción, los abusos de las fuerzas de seguridad y la impunidad en una larga lista de delitos han creado un terreno fértil para grupos armados terroristas como Boko Haram.
Human Rights Watch agregó que el ritmo de los ataques se ha intensificado drásticamente en las aldeas remotas desde mayo de 2013, cuando el Gobierno nigeriano impuso un estado de emergencia en los Estados norteños de Borno, Adamawa y Yobe, y en muchas de las acciones violentas hombres armados abren fuego contra la población civil en mercados concurridos, lugares de culto y barrios residenciales, además de secuestrar y abusar de cientos de mujeres y niñas, en lo que parece ser un movimiento organizado por la presencia de convoyes de camiones, motos y, de vez en cuando, vehículos blindados con pistoleros fuertemente armados alrededor de los lugares donde cometen los ataques.
Malala, atacada por los talibán también por ir a la escuela, no dudó en prestar su imagen y visitar al presidente de Nigeria para reclamar todos los esfuerzos necesarios para encontrarlas y permitir que sean libres para estudiar. «Este Día de Malala he venido a Nigeria para honrar las historias de estas valientes niñas que han sacrificado tanto para conseguir educación y lograr sus sueños», ha explicado la activista en un comunicado.
«Tanto las estudiantes que siguen secuestradas por Boko Haram, como los escolares atrapados en el fuego cruzado de la creciente violencia en Gaza e Israel, y los 66 millones de niñas que hoy en día no pueden conseguir la educación que es su derecho humano, mi deseo de cumpleaños este año es que todos elevemos nuestras voces para que aquellos que no la tienen puedan ser escuchados», ha añadido.
«Podemos ser más fuertes que el miedo, el odio, la violencia y la pobreza. El camino a la educación, la paz y la igualdad es largo pero triunfaremos si caminamos juntos», ha remachado la joven activista. Aunque 60 de las niñas secuestradas llegaron a escapar, el dolor de los padres es incontenible. De hecho, uno de ellos ha muerto hoy gritando el nombre de sus pequeñas y 11 de ellos ya han perdido la vida en diferentes atentados. No han vivido para ver a sus hijas de vuelta, mientras el mundo ya mira para otro lado. Los selfies, las fotos y el clamor internacional ha pasado.