Una serie de atentados con bomba causó la muerte o dejó heridas a más de 125 habitantes de un pueblo alauita sirio, la minoría religiosa a la que pertenece el presidente Bashar al Asad, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
«No es posible saber por el momento si los rebeldes están detrás de estos ataques, pero de ser así se trataría de la más importante operación de represalias de parte de los insurgentes contra civiles alauitas«, declaró Rami Abdel Rahman, director del OSDH.
La agencia de refugiados de Naciones Unidas ha asegurado que en este momento hay ya más de medio millón de sirios que buscan refugio en países vecinos o en el norte de África. Al menos 3.000 personas huyen de la guerra civil siria cada día.
Por su parte, las autoridades estadounidenses anunciaron este martes sanciones financieras contra dos líderes del Frente al-Nosra, grupo islámico que combate en Siria y es acusado de tener nexos con Al Qaeda, al tiempo que se dispone a reconocer a la nueva Coalición opositora.
Washington está alarmado desde hace meses por el «desvío de la revolución siria» por parte de islamistas radicales armados y al mismo tiempo reclama la unificación y el fortalecimiento de la oposición, que hace un mes se reunificó bajo el nombre de Coalición Nacional Siria de Fuerzas de la Oposición y de la Revolución.
Con el propósito de separar la paja del trigo, el departamento de Estado insiste desde hace varios días que hay que distinguir a los extremistas islámicos –sobre todo el frente al-Nosra–, que ganan cada vez más terreno en la guerra civil siria.