Ángela Merkel sobrevive por segunda vez a unas elecciones en crisis y si cabe con más fuerza. Ya en 2009 ganó las elecciones con un 33% de los votos, bajando tan solo dos puntos con respecto a los comicios de 2005. Y ahora no sólo no ha bajado si no que ha obtenido en torno al 42%, los mejores resultados electorales de su partido desde 1990, cuando Heltmut Kohl cosechó más del 43% de los sufragios. La canciller roza la mayoría absoluta en Alemania, algo impensable que no sucede en el país bávaro desde 1957. Es más, puede batir otro récord si completa su mandato. Si está cuatro años más al frente del Gobierno, sumaría 12, y se convertiría en la mujer que más tiempo ha estado al frente de un país europeo, superando los 11 años de Margaret Thatcher.Y hace un año parecía imposible ya que tanto su partido como los liberales venían cosechando derrotas en casi todas las elecciones regionales que se iban celebrando.
Además de batir los registros, lo hace en un contexto negativo: la crisis financiera. Una crisis que se ha llevado por delante a múltiples gobernantes allá donde había comicios. Tras el hundimiento de Lehman Brothers en 2008 han caído cerca de veinte gobiernos en tan sólo cinco años.
El primero en inaugurar esta lista negra fue Mirek Topolanek en 2009 que no superó una moción de censura presentada por la izquierda y se vio obligado a dimitir. Merkel, por entonces, se salvó de la quema por primera vez, ahora hace cuatro años, ganando las elecciones y pactando con los liberales. Desde entonces han caído sobre todo progresistas, pero también conservadores. A unos los han echado sus propios ciudadanos, como a Zapatero en España, y a otros los mercados como a Berlusconi en Italia. Las hay de todos los colores políticos, de derechas y de izquiedas. La crisis no entiende de ideología.
Le pasó al socialista Papandreu en Grecia, que desafió a la Unión Europea y perdió. Fue castigado además por sus ciudadanos, a pesar de que el responsable de haber falseado las cuentas griegas hubiera sido un conservador. Y pasó lo mismo con otros de los llamados PIGS, Portugal e Irlanda. El socialista José Sócrates fue desbancado por el Partido socialdemócrata portugués, el partido conservador luso. Sócrates no llegó a perder las elecciones porque no se presentó, había dimitido meses antes, concretamente en abril de 2011.
En Irlanda, el segundo país en ser rescatado tras Grecia, su presidente Brian Cowen se vio forzado a convocar elecciones anticipadas y su partido, el más votado tradicionalmente en el país sufrió una debacle histórica en 2010. Aquí en España, tuvimos una situación idéntica con el PSOE, que obtuvo los peores resultados de su historia con el 28% de los votos y 110 diputados. En algunos países la crisis es tan fuerte que han tenido hasta doble cambio. En Grecia e Italia, Papadimos y Monti duraron muy poco en el cargo, y volvieron a ser reemplazados tras un breve periodo de gobierno. Países del centro de Europa, del norte y del este. No se libra casi ninguno.
Dos de los países más fuertes de la Unión Europea, Reino Unido y Francia tampoco han escapado al cambio de ejecutivo por la crisis económica. Gordon Brown que sustituyó a Tony Blair siendo uno de los mejores valorados de su ejecutivo se quemó muy rápido y se vio claramente superado por el conservador David Cameron en las elecciones británicas de 2010. Lo mismo se puede decir de Nicolas Sarkozy, que vio como su experiencia al frente del Elíseo duró apenas cinco años. El expresidente francés fue superado por Francois Hollande, eso sí por la mínima en 2012. La crisis azota tan fuerte a Francia, que hoy poco más de un año después de su triunfo electoral, el socialista ha logrado el récord negativo de popularidad de un presidente de la República.