: Los niños en India y Bangladesh son cada vez más vulnerables después de que el ciclón Amphan destruyera los hogares y los medios de vida de miles de familias que están luchando por hacer frente a la crisis COVID-19.
Amphan, el ciclón más poderoso que ha golpeado a los dos países en 20 años, se ha cobrado más de 100 vidas y ha obligado a más de 3 millones de personas a protegerse en refugios contra tormentas. Muchos supervivientes están preocupados ahora por contraer la COVID-19 después de ser confinados en espacios estrechos junto a decenas de personas.
Algunas familias optaron por salir de los refugios para tormentas, ante el riesgo que suponían. «Todos los años nos enfrentamos a ciclones y tenemos que acudir a los refugios. Esta vez no fuimos por miedo al coronavirus», dice Urmi, de 12 años, en cuya aldea, en el sur de Bangladesh, quedaron destruidos miles de hogares. «El espacio estaba abarrotado y la mayoría de la gente no tenía mascarillas. Mi familia se refugió en una escuela porque nos pareció más seguro».
Al igual que el pueblo de Urmi, muchas áreas costeras de India y Bangladesh, se inundan tras sufrir fuertes lluvias. El ciclón derribó techos de miles de hogares y derrumbó terraplenes, inundando vastas áreas de tierras de cultivo con agua de mar, arruinando cultivos y diezmando los medios de subsistencia. El impacto más mínimo del ciclón Amphan puede hacer aumentar la vulnerabilidad, a largo plazo, para la población rural pobre dada la crisis de la COVID-19.
En el campo de refugiados más grande del mundo, en el sur de Bangladesh, no ha habido que lamentar la pérdida de vidas, pero la tormenta afectó a 7.000 hogares, arrasando parcialmente casi 1.500 hogares temporales. «Cox’s Bazar se ha salvado esta vez de un golpe directo, pero todavía hay cerca de 900.000 refugiados rohingya que viven en refugios de bambú y lona tres años después de tener que huir de Myanmar», dice Rachel Wolff, Directora de Respuesta a Refugiados Rohingya de World Vision en Bangladesh. Puede que no tengamos tanta suerte la próxima vez y la pérdida de vidas podría ser catastrófica si no se toman soluciones duraderas a largo plazo».
En India, los agricultores pobres en el área baja de Basanti sufrieron la peor devastación. «El bienestar de los niños y sus familias aquí es una prioridad para nosotros», comenta Franklin Jones, Jefe de Asuntos Humanitarios y de Emergencia de World Vision India. «Muchas casas y tierras de cultivo solo están separadas del mar por terraplenes estrechos que colapsaron durante el ciclón. Las comunidades vulnerables marginadas y empobrecidas ya se enfrentaban a la doble amenaza de la COVID-19 y el cambio climático, cada vez con consecuencias más graves».
Los casos de la COVID-19 continúan aumentando tanto en India como en Bangladesh, lo que dificulta los esfuerzos de entrega de ayuda de emergencia.
World Vision en India y Bangladesh está brindando ayuda humanitaria que salva vidas a niños y familias, que incluye alimentos, kits de higiene y materiales de reparación de refugios. También se proporcionarán cupones de dinero en efectivo durante la recuperación para poder hacer compras de primera necesidad. El esfuerzo de ayuda se centrará principalmente en Satkhira y Khulnain en Bangladesh, y en Basanti y Kolkata en la India.
«Las prohibiciones de movimiento por la COVID-19 y las reglas de distanciamiento social ya dificultaban mucho la supervivencia de los más pobres», afirma Cherian Thomas, Líder Regional de Asia y el Pacífico de World Vision. «Muchas familias solo comían dos veces al día. El ciclón ha agravado la situación. Las inundaciones podrían conducir a la propagación de enfermedades transmitidas por el agua, incluida la diarrea, potencialmente mortal, causada por la contaminación de las fuentes de agua».