Conforme al acuerdo sobre política migratoria alcanzado por la coalición gobernante en Alemania, integrada por el tándem conservador CSU-CDU y por los socialdemócratas, cualquier país del que menos del cinco por ciento de los solicitantes de asilo en Alemania reciban refugio puede ser considerado seguro.
Siguiendo esta lógica, las autoridades alemanas estarían sopesando incluir nuevos nombres en la lista de países seguros. Serían Ucrania y República Centroafricana, donde hay guerras en marcha, así como Bielorrusia, Benín, Colombia, Cuba, Chad, Guinea-Bissau, India, Kenia, Moldavia, Pakistán, Tanzania y Vietnam.
No obstante, el documento, que responde a una pregunta de la oposición parlamentaria, también indica que para cumplir las normas comunitarias solo pueden ser considerados seguros aquellos países en los que los deportados no queden expuestos a torturas, tratos inhumanos o muerte, así como a un conflicto armado.
La canciller alemana, que abanderó la política de puertas abiertas durante la crisis migratoria de 2015, ha estado sometida a una enorme presión de su socio bávaro, la CSU, liderada por el ministro de Interior, Horst Seehofer, para que endurezca la política migratoria.
La CSU pretendía frenar así el avance de los ultraderechistas de la AfD, pero no solo no lo ha conseguido, ya que han logrado entrar en el Parlamento bávaro, sino que además la CSU ha perdido la mayoría absoluta en las elecciones regionales de Baviera.