El alcalde saliente, Nir Barakat, ha señalado en un comunicado que la Alcaldía contempla un plan para dar servicios municipales a los cerca de 20.000 residentes del campamento de refugiados de Shuafat, según ha informado el diario local ‘The Times of Israel’.
Barakat, cuyo mandato termina a finales de noviembre, ha acusado a la UNRWA de no ayudar a los refugiados y promover la incitación contra Israel, al hilo de la decisión de Estados Unidos de cortar su financiación al organismo.
«La decisión de Estados Unidos de dejar de financiar a la UNRWA crea la rara oportunidad de hacer frente de forma inmeidata y definitiva a las intenciones de la Autoridad Palestina de perpetuar el ‘problema de los refugiados’ y animar a la incitación», ha dicho.
«No hay refugiados en Jerusalén, sólo residentes. Recibirán sus servicios únicamente de la Alcaldía, como el resto de residentes», ha resaltado, antes de agregar que las personas que viven en Shuafat recibirán educación, sanidad y el resto de beneficios sociales.
Según este plan, las escuelas de la UNRWA, en las que hay cerca de 1.800 estudiantes y que operan sin licencia del Ministerio de Educación de Israel, cerrarían al final de este año académico, tras lo que los niños serían trasladados a escuelas municipales.
Barakat contempla además expropiar o alquilar estas escuelas para usarlas como edificios municipales. Asimismo, ha manifestado que los servicios de la Alcaldía serán mejores que los que facilita la agencia de la ONU.
El alcalde ha sostenido que lo mismo se hará con los centros médicos de la UNRWA, que serán cerrados y en cuyo lugar se edificará un nuevo centro sanitario público. También será traslada a la Alcaldía la competencia sobre los servicios de limpieza y alcantarillado.
LA DECISIÓN DE EEUU
Estados Unidos anunció el 31 de agosto que no aportará fondos adicionales a la UNRWA por considerar que es «una operación irremediablemente fallida», si bien aclaró que mantendrá los contactos con la ONU y otros actores internacionales para buscar un nuevo modelo que permita proporcionar a los niños palestinos «un mañana más brillante».
La portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Heather Nauert, recordó que el Gobierno de Donald Trump ya avanzó el pasado mes de enero, cuando hizo su última aportación –pasando de 350 millones de dólares a 60–, que no estaba dispuesto a seguir soportando «la desproporcionada carga del coste de la UNRWA».
Desde que llegó al cargo, Donald Trump se ha mostrado muy crítico con el dinero que Estados Unidos destina a ayuda internacional y, en concreto, ha cargado contra la UNRWA por considerar que no ha jugado el papel que debería para reactivar las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos.
Washington también discrepa de quién puede ser considerado refugiado, ya que estima que solo merecen tal catalogación una décima parte de los más de cinco millones de personas a las que atiende la UBRWA. En concreto, se trataría de los supervivientes del éxodo desatado tras la creación del Estado de Israel en 1948.
Este giro eliminaría ‘de facto’ el derecho al retorno de la amplia mayoría de los refugiados. «No puedes deshacerte sin más de 5,4 milones de personas (…). Tiene que haber un acuerdo basado en el Derecho Internacional y en las resoluciones de Naciones Unidas», esgrimió un portavoz de la UNRWA, Christopher Gunnes, a ‘The Washington Post’.