Pocas cosas hacen vibrar tanto a la gente como el fútbol. Incluso para un niño sordo y ciego, el Mundial es un evento tan grande y emocionante, que logra hacerle vibrar. Es posible gracias al esfuerzo abnegado de sus padres para estimular los otros sentidos del niño. El padre ha creado una réplica de un campo de fútbol en relieve, y según lo que pasa en el partido, va moviendo por el campo las manos del niño.
Además de esto, con lo que es capaz de hacerse una muy buena idea de lo que está pasando, su madre le realiza estímulos en la espalda para incrementar sus sensaciones cuando la jugada alcanza un nivel más excitante.