En el Mundial de Brasil, una vez comprobado el gran nivel que están mostrando los guardametas, se está poniendo el acento en la figura del portero líbero, encarnada en el alemán Manuel Neuer tras su formidable actuación ante Argelia.
Maestros bajo los tres palos y maestros con los pies, el papel de los guardametas líberos se remonta según todos los listados clásicos al búlgaro Apostol Sokolov (23.10.1917 – 12.06.1987†). A Solokov se atribuye ser el primer portero en jugar con el pie y subir en ataque. Buen defensor alto, y portero a tiempo (casi) completo, hizo historia en el fútbol.
El húngaro Gyula Grosics (04.02.1926 – 13.06.2014 †)fue oficialmente el primer portero líbero. Apodado la Pantera Negra, era partidario de intervenciones casi quirúrgicas, ágiles, rápidas y espectaculares, lo que le permitía su habilidad con los pies.
Jugó en el Budapest Honvéd y después enseñó fútbol en Inglaterra. En la Selección compartió cancha con Puskás, Czibor o Sándor Kocsis, combinado con el que en 1954 Hungría ganó la medalla de plata en el mundial de Suiza. El guardameta, nacido el 4 de febrero de 1926, jugó en 86 ocasiones en la selección húngara.
Jack Kelsey era la antítesis del portero húngaro, pero hacía el mismo trabajo. Organizaba la defensa como un verdadero líbero, se situaba en el borde del área, y daba inicio al juego.
Nunca espectacular, sin embargo, sencillo y muy limpio, el guardameta Heinz Stuy fue el protagonista, sin buscarlo, de una revolución, al normalizar el papel del portero líbero. El Ajax siempre contó con él en ese papel, que no era nada improvisado.
El primer heredero de Stuy fue Piet Schrijvers, subcampeón del Mundo con Holanda, y que para muchos sigue siendo uno de los mejores porteros de la historia oranje.
Johannes Franciscus van Breukelen fue el sobrino futbolístico de Stuy. No era elegante, pero era muy bueno leyendo el juego, y siempre parecía movido a intervenir en la creación del juego de su equipo. Fue el último bastión del estilo que se presumía a Holanda antes de la revolución de su estrategia en los años 70.
Tommy Lawrence no fue solo el portero del Liverpool, ya que se le recuerda como un verdadero creador de juego, en su papel de líbero. Inmenso y gruñon, los aficionados lo adoraban, y los contrarios lo cubrían de insultos.
El primer portero líbero reconocible de América del Sur fue Hugo Loco Gatti. Temerario, capaz de regatear dentro del área, salir con el balón por la boca del lobo, y dar verdaderos mítines a su defensa. La hinchada de Boca no iba a ver a los delanteros ni a los centrocampistas, ya que el verdadero espectáculo era el portero.
Francesco Mancini entró en la lista de porteros líberos por culpa de Zdenek Zeman, el genio que revolucionó el Calcio al subir al Foggia a primera en 1993. Mancini seguía las ideas del técnico sin pensarlo, y esa idea era que el fútbol es ataque, y hasta el portero tiene que hacerlo algo propio, además de defender.
Víctor Valdés es el último representante consagrado antes de la aparición reivindicativa de Neuer. Aunque es bueno para configurar el esquema de juego, y para poner en marcha al equipo, su papel no encaja del todo en el rol de portero líbero.
Jorge Campos fue delantero, y de ahí pasó a ser portero. Partiendo de esto, Campos construía el juego, se movía por todas partes, lo repartía de izquierda a derecha.
En España, antes de Valdés, el primer exponente de guardametas hábiles con los pies fue José Francisco Molina. El portero militó en el Valencia, Villarreal, Albacete, Atlético de Madrid, Deportivo de la Coruña y Levante, equipo en el que se retiró en la temporada 2006/2007.
Además, Molina llegó a ser internacional con la selección española hasta en nueve ocasiones. Lo más curioso de su trayectoria fue su debut como internacional, el 24 de abril de 1996, en el partido Noruega-España (0-0).
Molina iba tan bien con los pies que no debutó como con la Selección como portero, sino como interior zurdo. La razón fue que se trataba de un amistoso y cuando Javier Clemente ya había agotado los cambios de jugadores de campo se lesionó Juanma López.