Existen algunas personas que tienen dificultades para que su intestino pueda absorber algunos nutrientes como puede ser el gluten. El gluten es una glicoproteína (proteína conjugada con un azúcar) que está en muchas semillas de los cereales. En concreto, en el trigo, representaría casi el 80% de sus proteínas.
A las personas que no pueden absorber de forma correcta el gluten se las denomina de forma general celiacas. Estas personas, cuando comen gluten, su sistema inmunitario reacciona contra esta proteína y eso va a provocar que el sistema inmunitario dañe a unos pequeños pelillos (llamadas vellosidades) que existen en el intestino delgado y que sirve para la absorción de los alimentos.
El daño de estas vellosidades conlleva además que esas personas tengan dificultades en procesar otros nutrientes como puede ser vitaminas y minerales.
Por todo ello las personas celiacas tienen un cierto riesgo de sufrir desnutriciones e incluso desarrolla procesos de anemia (reducción del número de glóbulos rojos por falta de hierro) e incluso osteoporosis (huesos más débiles y quebradizos debido a la falta de calcio).
También la imposibilidad de metabolizar el gluten puede conllevar que, particularmente en individuos en edad de crecimiento, estos individuos tengan dificultades en desarrollarse.
La enfermedad celiaca también puede facilitar el desarrollo de otras enfermedades e incluso algunos tipos de cáncer.
La enfermedad celiaca puede afectar a cualquier tipo de persona, aunque algunas estadísticas dice que esta afectación es mayor en personas que tienen antepasados provenientes del norte de Europa.
algunos síntomas comunes de la enfermedad celiaca son diarreas, pérdida de peso y dolor abdominal, además de cansancio, irritabilidad o depresión.
Para su detección se utilizan métodos analíticos en las que se pueden determinar los niveles de algún anticuerpo relacionados con el gluten o incluso alteraciones genéticas que también se relacionan con esta enfermedad.