La exposición, abierta hasta el 20 de septiembre, presentará una selección de alrededor de una quincena de ediciones y estudios críticos de esta segunda parte del Quijote que escribió Avellaneda.
Destacan entre ellas el único ejemplar localizado del texto identificado recientemente como primer impreso original (la obra que conserva la Biblioteca con la signatura CERV.SEDÓ/8669), acompañado del considerado tradicionalmente el primero, junto con algunas muestras de la aventura internacional de la novela (de la mano de Lesage) que se tradujo y adaptó al francés, inglés, neerlandés y alemán, entre otros, y de las últimas ediciones filológicas a partir de la de Martín de Riquer.
El motivo que hace pensar que CERV.SEDÓ/8669 sea la primera edición del Quijote de Avellaneda es que presenta una impresión más cuidada que la de otros ejemplares (los demás de la BNE, el de la Biblioteca de Catalunya, el de la Biblioteca Histórica del Ayuntamiento de Madrid y el de la Hispanic Society of America), en los que se aprecian cambios gráficos, así como errores y erratas.
los investigadores están convencidos de que, en aquella época (siglo XVII), era más frecuente que el impresor pusiera cierto cuidado en la primera composición del texto. Si la obra alcanzaba algún éxito, la segunda impresión se realizaba, muy frecuentemente, con prisas, para atender a las necesidades del mercado. Eso explica por qué el ejemplar más cuidado correspondería a la primera edición del Quijote de Avellaneda.