El filósofo Josep María Esquirol, que hoy ha obtenido el Premio Nacional de Ensayo 2015 con «La resistencia íntima: ensayo de una filosofía de la proximidad», cree que el éxito del libro se debe a que conecta «con la experiencia de las personas que lo leen y refleja la condición humana que compartimos».
«En el libro no hay nada que la gente no sepa. De alguna manera, todos vivimos en la intemperie y todos necesitamos cuidarnos de una manera u otra: resistir a lo que nos hace mal», subraya a Efe este profesor de Filosofía de la Universidad de Barcelona.
Otro de los factores que ha podido contribuir al éxito de este ensayo consiste, según su autor, en que ha evitado el uso de un lenguaje abstracto. «No me interesan las teorías de última hora o espectaculares. Conecto con la experiencia de la vida», ha añadido.
En la «La resistencia íntima: ensayo de la filosofía de la proximidad», publicado por Acantilado, que ya obtuvo el Premio Ciudad de Barcelona, el escritor (Sant Joan de Mediona, Barcelona, 1963) habla de la cotidianeidad del ser humano y de su vulnerabilidad.
«Creo que el libro ha llegado en un momento muy oportuno -explica- y estoy muy contento, porque tiene una trayectoria larga. Mi vida es la docencia y el estudio, y las cosas que hago tienen una maduración lenta. Vivimos en una situación tan acelerada y donde todo es tan efímero que el hecho de que haya un libro que dure y que los lectores recomienden es su mayor éxito».
«Es evidente que no es un libro de autoayuda y que no tiene una lectura sencilla, que se necesita una atención del lector, pero el libro ha funcionado muy bien por la recomendaciones de los lectores», precisa.
Josep María Esquirol propone en el libro dos ejes. Primero realiza una especie de descripción sobre lo que sería la condición humana, una situación que no es solo relativa al momento histórico o a una manera de sociedad, sino a algo que lo interpela y habla de la idea de la intemperie, de la situación humana de descubierto.
Una primera parte donde también habla Esquirol del nihilismo, que explica a partir de esa metáfora de la intemperie. Y a partir de aquí desarrolla los diversos factores que actúan en esa situación de intemperie del ser humano de una forma disgregadora y erosionante.
Unos factores, en su opinión, permanentes e intemporales, y otros de carácter social y específico. «Aquí hago una crítica del mundo contemporáneo, que incrementa esta disgregación o dispersión en el ser humano y lleva a la idea de que el ser humano es vulnerable», recalca el autor.
El otro eje del libro pivota en la idea del amparo como gesto fundamental contra la intemperie. «El gesto de cuidar, de proteger, de cuidar, de buscar espacios de calidez y confianza que permitan ir en contra de esa disgregación o erosión» del ser humano, y para ello el autor desarrolla una filosofía de la proximidad.
Una filosofía en la que el profesor plantea todas aquellas dimensiones que ayudan al ser humano a resistir lo disgregador, el frío físico y metafísico, y donde José María Esquirol habla del tema de la «casa» y el hecho de crear «espacios de familia, amistad o confianza y la recuperación de una intimidad y proximidad que nos permita la verticalidad de la vida», subraya.
El filósofo, que ya está trabajando en otro ensayo sobre la generosidad -«tras el amparo viene la generosidad», dice -, sostiene que vivimos tiempos de mucha desorientación y con un horizonte nada claro.
«La cultura está en crisis, porque no tiene horizonte de futuro, no tiene capacidad de valorar las grandes tradiciones del pasado y es incapaz de crear un futuro nuevo y orientarnos. Es una cultura vacía con lenguajes vacuos», concluye el profesor.