«Yo seguiré apuntando cosas, porque me entretiene, me calma los nervios, me ordena la cabeza y me sirve para guardar cosas en la memoria –aunque esto último es relativo, porque no he vuelto a releer nunca nada de lo publicado–. Pero no habrá más diarios», ha asegurado Uriarte en una entrevista con Europa Press.
El escritor vasco –aunque nacido en Nueva York– comenzó a escribir estos diarios en el año 1999 a los 52 años, una edad que considera «tardía», y los terminó a los 64 años. Precisamente en el año 2010, la editorial Pepitas de Calabaza apostó por dar luz a estos textos, escritos inicialmente sin intención de publicar.
«Fue entonces cuando me di cuenta de que los podía leer cualquiera, y no solo los tres amigos que los leían hasta entonces», ha explicado Uriarte, quien reconoce que desde ese momento se ha sentido «condicionado» a la hora de seguir escribiendo.
De hecho, ya en este último volumen el escritor recoge algunas impresiones sobre el hecho de publicar e incluso, confiesa a lo largo de estas páginas que llegó a apuntar que «si se escribe despreocupadamente, se publica despreocupadamente. Una tontería».
En cualquier caso, el escritor retoma los temas de anteriores volúmenes y el lector se encuentra de nuevo con historias de su gato Borges –que a día de hoy se encuentra «estupendamente», tal y como confiesa su dueño– o con citas de su amado Montaigne, en esta ocasión acompañadas por otras palabras de Antonio Machado o Cioran, entre otros.
Sin embargo, hay una ausencia de alusiones a otros escritores o gente del »mundillo» literario, que Uriarte achaca a su escasa «sociabilidad». «Soy muy poco sociable, demasiado, y veo a poca gente. Tengo tres o cuatro amigos escritores, pero no estoy relacionado con eso que se llama »mundo» literario», ha explicado.
Tras confesar en el primer volumen que su madre pensó que «menos mal» que todas sus amigas estaban muertas, ahora reconoce que «se ha acostumbrado» e incluso se ha entretenido porque cuenta muchas historias familiares. En su caso, también asegura no haber perdido amigos, «aunque sí hubo una persona que al principio se enfadó mucho». «Y eso que yo creía que había hablado muy bien de ella, pero me parece que me lo ha perdonado», ha aseverado.
LA POLÍTICA Y LA CRISIS
Uriarte confiesa «vivir empapado» de política a través de la televisión, Internet o las conversaciones con la gente y, quizás por eso, se trate de un tema que no se refleja mucho en sus diarios, algo similar a lo que ocurre con la crisis –que dio comienzo prácticamente con el periodo que abarca este último volumen–.
«¿Y qué iba a hacer? ¿Repetir más o menos y con las mismas palabras lo que acababa de leer en el periódico? Para eso están las hemerotecas. Yo he tratado de hacer un diario »personal», y no creo disponer de ideas políticas muy »personales». Aunque no me cuesta nada etiquetarme a mí mismo como un »socialdemócrata», eso que no entiendo bien por qué parece que no está ahora de moda», ha señalado.
«NO ME CONOZCO DEMASIADO BIEN»
De todas maneras, después de centenares de páginas hablando sobre sí mismo, reconoce que no se conoce «demasiado bien» como para resolver sus problemas, «que siempre son los mismos», e incluso se ha dado cuenta de que se «repite mucho».
«En la versión original de los diarios, que es cuatro veces más extensa que la versión publicada, hay párrafos prácticamente idénticos que están escritos con cuatro o cinco años de diferencia. Los he eliminado a menudo, claro, para no parecer demasiado tonto», ha concluido.