Su vida fue una lucha constante. Tras triunfar como escritora y ser considerada un símbolo nacinal y del laborismo, Sue Townsend que había recibido un riñón de su hijo, y que superó quedarse ciega, ha muerto de un derrame cerebral.
La novelista británica Sue Townsend, conocida por su saga de libros sobre las aventuras del personaje adolescente Adrian Mole, ha fallecido este jueves a los 68 años de edad tras un derrame cerebral, según ha informado un amigo de la familia a la cadena de televisión británica BBC. Sus libros han sido traducidos a 48 idiomas.
Stephen Mangan, el actor que interpretó a Adrian Mole en una adaptación televisiva de los libros, twitteó: «Profundamente conmocionado al escuchar que Sue Townsend ha muerto una de las personas más cálidas, más divertidas y más sabias que he conocido. La escritora Caitlin Moran escribió: «Una de las mujeres más divertidas de todos los tiempos».
Townsend, dice su editor, reconoció que será recordada por haber hecho reir a generaciones de británica en voz alta. La escritora no empezó a leer hasta los ocho años. Su madre fue su inspiración. Fumadora empedernida, fue despedida de uno de sus trabajos de juventud por leer en los vestuarios a Oscar Wilde. Era dependienta. Con 22 años tenía cinco hijos menores de cinco años. Trabajó de todo tras divorciarse.
En la década de los ochenta pasó del hambre al estrellato.
Townsend, que se quedó ciega en 2001 a causa de una diabetes, logró fama mundial con la publicación de una saga de nueve libros centrados en el personaje de Adrian Mole, el primero de los cuales se publicó en 1982. El último de estos libros salió a la luz en 2009.
Los libros parten de las aventuras de un adolescente que crece en la localidad de Leicester durante los años del Reino Unido gobernado por la entonces primera ministra Margaret Thatcher. La escritora, laborista declarada, logró vender ocho millones de copias con la saga.
Asimismo, escribió guiones para teatro y otros libros de variada temática, entre los que destaca »La reina y yo», que narra la vida de la familia real británica en una vivienda de protección social tras ser derrocados por una revolución republicana.
La escritora había sufrido problemas de salud en los últimos años, y, además de la diabetes, fue sometida a un trasplante de riñón en 2009 y sufrió un infarto en diciembre de 2012, lo que, según dijo, había retrasado la publicación de un nuevo libro que aún no ha salido a la luz.