Rivera el líder de Ciutadans se proclama fuerza bisagra a nivel nacional. El otro día decía que los votantes del PP o del PSOE preferirían para formar Gobierno una coalición con su partido que con cualquier otro (y citaba a CiU y ERC). Su oferta, como la de UPyD, es mantener la cohesión nacional. Probablemente su bisagrismo es ahora razonable. La intuición política del azote a los nacionalistas catalanes ha funcionado hasta ahora. Paso a paso, ha logrado ir convirtiendo a Ciutadans en una realidad en esa autonomía y quiere hacerlo en toda España ¿lo logrará?
En la historia me recuerda a D. Alejandro Lerroux y su partido Radical en la Segunda República. Un partido de centro-izquierda que gobernó con la derecha y con la izquierda. Su devenir se unió al de aquella República y su final a divisiones internas y a un escándalo: el estraperlo que acabó con la vida política de su líder. D. Alejandro tenía gustos especiales, se le llamó el «Emperador del Paralelo» por su afición a las galas nocturnas de ese barrio barcelonés.
El riesgo del éxito
Lo mismo que a Lerroux, a Rivera le aparecerán seguidores. Algunos serán idealistas que quieren ayudar; otros serán los típicos aprovechados al calor del éxito. Igual le pasó al partido Radical. Hasta ahora la selección de militantes ha sido fácil. Ciutadans sólo ofrecía sacrificio en aras a conseguir una idea. Pero ahora la situación ha cambiado. Sobre todo con la espectacular subida de votantes en Cataluña y la posibilidad de saltar a nivel de España. «A un panal de rica miel, cien mil moscas acudieron» dice la fábula. Y sigue: «Que por golosas murieron, presas sus patas el él». Eso le puede pasar a Ciudadans si no tiene cuidado al elegir a sus componentes. Los arribistas y las divisiones internas pueden ser su final.
Las declaraciones de Rivera ofreciéndose cómo partido bisagra son un indicio de que el éxito se puede subir a la cabeza. Ese es el otro riesgo: creérselo y, en consecuencia, perder esa gran consejera que es la humildad. Hasta ahora enfocado en Cataluña había medido bien sus fuerzas. Ahora al elevar su reto a todo el Estado, puede que el traje le venga grande.
Zapatero a sus zapatos
En las últimas elecciones autonómicas Ciutadans absorbió los votos de UPyD en Cataluña ¿Qué pasaría si Ciutadans se presentase a nivel nacional? ¿Le pasaría lo mismo a que a UPyD en Cataluña? ¿O dividirían sus votos entre los dos, sufriendo el castigo de la fórmula de H’ont, que se aplica para repartir los escaños según los votos obtenidos, premiando las mayorías y castigando las divisiones?
Además, que Ciutadans o UPyD sean bisagra -uno de ellos o los dos en conjunto- exige que PP y PSOE pierdan muchos votos, respecto a las pasadas elecciones generales. Hipótesis que ahora se presenta plausible, según las encuestas, pero que se puede ver frustrada si los dos partidos nacionales se recuperan. Aún falta la mitad de la legislatura por recorrer. Incluso, podría ser, que PP y PSOE recuperarán la sensatez e hicieran lo que Alemania, una «Grossen Coalition» en 2015, un Gobierno conjunto para resolver los problemas del país: la Unidad Nacional, el Pacto Educativo, la Reforma de la Administración, …
De manera que los deseos de bisagrismo pueden fracasar. Sus riesgos: lanzarse antes de tiempo y no seleccionar con rigor sus candidatos. De momento el mejor consejo a Ribera es : Zapatero a tus zapatos, Cataluña es el pasado de Ciutadans, su presente y, con todo probabilidad, su futuro.