¿Quién no ha visto a un perro deshaciéndose de alegría al volver a ver a su amo? Hay cientos de vídeos en Internet mostrándonos lo cariñosos que pueden llegar a ser los mejores amigos del hombre. Pero no son los únicos.
Los gatos también echan de menos a sus amos o sino que se lo digan a este gato blanco y negro que se derrite al volver a ver a su dueño tras tres días solo.
Le basta tan solo abrir la puerta para que el felino maúlle desde el piso superior de la casa, para, a continuación, bajar trotando en búsqueda de su esperado compañero.
Los maullidos no cesan y no se separa del dueño que, entre risas, le acaricia para demostrarle que él también le ha echado de menos.
El propio amo asegura que el comedero de su gato estaba a la mitad cuando llegó por lo que parece que no solo estaba demandando comida sino afecto y mimos.