Un recluso holandés de 27 años hizo gala de su problema con la propiedad ajena al robar el furgón de traslados de Esserheem, la instalación penitenciaria en la que se encontraba para penar por sus robos compulsivos, según se ha conocido ahora en el juicio del joven.
Para aquellos que no lo sepan un cleptómano es alguien que no puede resistirse a robar cosas. Esto es, lo que lleva al cleptómano a robar no es ganar dinero, sino la tensión de la sustracción.
Según cuenta la versión local de Autoblog, el curioso suceso tuvo lugar cerca de Veenhuizen, un pequeño pueblo holandés situado en la provincia de Drenthe, en el que se encuentra la Penitenciaría de Esserheem. En esta cárcel estaba encerrado el cleptómano, hasta que sus ojos se toparon en el minibús Volkswagen usado para traslados de presos. Ni corto ni perezoso, decidió simplemente subirse en él y marcharse alegremente por la puerta de la cárcel.
Al parecer, el juez que le juzgó por el robo del minibús consideró que el tratamiento de su cleptomanía en Veenhuizen tampoco había sido particularmente eficaz, porque envió al ladrón compulsivo a un centro de tratamiento educativo especial en Rekken. El tribunal también decidió darle suspender la condena de seis meses, dándole al cleptómano un período de prueba de tres años.