El hombre más alto del mundo, un granjero ucraniano que supera los dos metros y medio de altura, ha fallecido a los 44 años de edad por una hemorragia cerebral y llevar varios años enfermo.
Según informa el diario Mirror, el ucraniano siempre vio su tamaño como un castigo: «Para mí, mi tamaño en una maldición, un castigo de Dios, no algo que celebrar. El pecado que he cometido no lo sé, toda mi vida he soñado con ser como los demás».
«No quiero ni necesito la fama que esto traería, así que no tengo ganas de estar en el libro de los Guinnes»
Y así ha sido puesto que su marca nunca ha sido registrada en el libro de los récords.