El belén de Baltar, el nacimiento de grandes dimensiones del escultor que lleva este apellido, Arturo Baltar, marca un año más el inicio de la programación con la que se conmemoran las fiestas navideñas en el Ayuntamiento de Ourense, con especial atención al rural.
El tradicional Belén de Baltar vuelve a convertirse en referente cultural en Galicia en estas fechas tan señaladas, consolidándose como una auténtica pieza de arte que recrea cómo era el ambiente rural gallego durante el siglo pasado y, singularmente, el de la capital orensana.
Desde 1967, esta representación salpicada de hórreos gallegos, una bodega, petos de ánimas y un castañero, alegran la Navidad a los gallegos.
La exposición, en la capilla de San Cosme y San Damián, ocupa un lugar simbólico, por ser de paso obligado en la ruta de »A Esmorga», la obra escrita por Blanco Amor que fue llevada a la gran pantalla.
La taberna de A Esmorga, con sus tres personajes, Bocas, Cibrán y Milhomes, aparece presente en este gran espectáculo visual, a modo de guiño hacia un escritor universal, Eduardo Blanco Amor, amigo del escultor.
La escena recrea la vida de la taberna, a donde solían ir los hombres a beber, pero también en busca de una relación, como se puede ver en la pareja que aparece besándose a través de una de las ventanas.
«El Belén, hecho en barro cocido, muestra cómo era la vida del siglo pasado, casi rural», explica a Efe uno de los responsables de la muestra, Alfonso Míguez, quien resalta, «aparte de la valía artística» de la obra, «su valor antropológico y etnográfico».
El nacimiento del escultor orensano recrea el ambiente de las aldeas del rural desde los «oficios tradicionales» a «edificaciones características y también personas concretas, contemporáneos suyos y él mismo», ha abundado.
Así, lo que empezó «como un trabajo por encargo», con muy pocas figuras, pintadas por su amigo Xaime Quessada, y la colaboración del pintor Virxilio, se ha convertido varias décadas después en una gran obra de referencia en cuanto a belenes.
Una de sus singularidades es que el belén de Baltar se ha ido ampliando prácticamente cada año hasta «alcanzar las dimensiones actuales», un enorme conjunto que da cabida a quinientas piezas con las escenas representativas de la provincia de Ourense.
También destaca la escasa presencia de los personajes religiosos, dado que las únicas referencias incluidas en el nacimiento son los tres Reyes Magos y la Adoración.
Con todo, el conjunto navideño atrae cada año a familias enteras para conocer el Belén realizado por el escultor del primer cuarto de siglo de la provincia de Orense, en el que ya no están los murales del pintor Xaime Quessada y las tablas y frisos del artista Virxilio.
Durante su largo recorrido, pasó antes de estar en la capilla de San Cosme y San Damián, por el Museo Arqueológico de Ourense y el Pórtico del Paraíso.
Actualmente, este belén comparte espacio con el propio museo del escultor, situado en el edificio colindante, y que el Ayuntamiento de Ourense comunicó con la capilla hace cuatro años tras comprar el edificio a unos particulares y rehabilitarlo.
Desde entonces, está expuesto todo el año junto a otras creaciones de su autor, entre ellas varios retablos como La Visitación, La Anunciación o la Adoración de los Reyes, contextualizados en Ourense y los cuales estuvieron expuestos en el Museo do Pobo y en otras ciudades gallegas.
«No está toda su obra pero sí está toda la que cabe», puntualiza Míguez, en alusión al museo de Baltar, de quien destaca sus facetas de «escultor, pero también la de gran jardinero».
En el recuerdo quedan la realización de las primeras trece figuras principales en Baños de Outeiro (tras la cárcel), todas ellas policromadas por Quessada.
El horario de visita del Belén de Baltar es reducido, dos horas por la mañana -de doce a dos- y otras dos por la tarde, de seis a ocho.
Lorena Rodríguez de la Torre