«Necesito mi espacio». Es una frase común en las parejas cuando las cosas no van del todo bien. Es una solución para otras que quieren reconducir la situación. Dicen los psicólogos que pese a ser pareja, respetar los espacios es clave para que las cosas fluyan. ¿Cuánto espacio necesita Letizia para ser feliz? ¿Puede una princesa y futura Reina elegir tener sus espacios como si de una persona normal se tratara?
Las voces que más conocen a la pareja dicen que las cosas no van bien. Que Letizia tenga escapadas con sus amigos, que el Príncipe también tenga sus momentos privados en solitario, que no vuelvan de vacaciones juntos. Todo ello no parecen síntomas de una pareja en plenitud, aunque ante las cámaras los gestos de cariño se sucedan.
Nueve años han pasado desde que Letizia rompiera con su vida anterior. Pero ahora parece que se ha arrepentido, que ha visto lo dura que es la vida de palacio (y sus intrigas) y quiere recuperar esencias del pasado. Difícil parece que se le permita durante mucho tiempo. La Reina no hace lo que quiere, sino lo que debe. El Príncipe, que luchó por casarse a brazo partido con su padre, más sabio por más viejo que él, no sabe cómo arreglar una situación que a la larga se antoja un serio problema. Letizia se ha encontrado con muchos detractores en el camino (no muy justificados en la mayoría de los casos, no es la más simpática del mundo, pero es eficaz, sabe hablar y tiene personalidad, que ya es más de lo que otros y otras pueden decir, y no ha sido precisamente ella quien ha deteriorado la imagen de la Corona).
Pero sí es cierto que ser princesa no es ser periodista. No se puede ser princesa a ratos y eso Letizia lo sabía cuando dijo sí quiero. Tiene tiempo aún para asimilar su posición. Es inteligente para hacerlo. El Príncipe no puede permitir ahora un nuevo escollo en el camino. La ruptura ahora sería un drama para todos.