El público desconcertado, se quedó bastante preocupado por el estado de salud del rapero ya que la última imagen que tuvieron de él, antes de llegar al hospital, era de un Kanye West tumbado en una camilla, con la cara tapada por un trapo blanco y rodeado de sus agentes de seguridad.
Minutos después el cantante llegaba al hospital, donde lo ingresaron de urgencia para analizar qué le había pasado exactamente. Datos que ni él mismo ni nadie de su alrededor ha querido desvelar al público. Tan solo su portavoz ha explicado de forma escueta que Kanye West sufrió una fuerte migraña y fue ingresado por precaución.
Una información que muchos no se han creído al pensar que se trata de algo más grave, por ser ingresado de manera tan urgente. Sin embargo, el rapero americano salía del hospital horas más tarde y volvía a subirse al escenario como si nada le hubiera pasado, para terminar la actuación por la que sus seguidores habían pagado.
Durante el concierto, al cantante no se le notó ningún síntoma de malestar y ha continuado con su trabajo los días posteriores sin volver a quejarse de algún dolor.