Ahora que está de moda colgar la etiqueta de »personas tóxicas» a la gente que nos transmite energía negativa, me ha gustado leer un artículo en defensa de los »inservibles».
Su autor, Bernard Toutonji, tropieza un día en Facebook con el siguiente mensaje: «Conserva en tu vida a la gente que realmente te quiere, que te motiva, que te anima, que te inspira, que te hace progresar y te hace feliz. Si tienes a tu alrededor personas que no te aportan nada de lo anterior, ¡déjales que se vayan!».
Típico mensaje inspirador. Toutonji había leído ya miles de ellos. Él mismo había aportado algunos a la Comunidad del Pensamiento Positivo. Hummm. Pero esta vez es diferente. Esta vez le ha dado por pensar si no estaremos llegando demasiado lejos con el rollo de rodearnos solamente de la gente que nos aprecia, y nos sonríe, y nos da una palmadita en la espalda.
Es cierto que la vida sería muy dura si no tuviéramos a nadie al lado que nos dijera: «Adelante, lo estás haciendo bien». O simplemente: «Estoy aquí, contigo». Pero por ese mismo motivo vale la pena preguntarse cómo tratamos a esos familiares nuestros que están tan decaídos –por fuera o por dentro– que nunca podrán alegrarnos una fiesta, ni motivarnos, ni hacernos prosperar en el trabajo.
«Hay que reconocer –escribe Toutonji– que puede ser difícil aceptar a aquellos que harán nuestra vida más dura, pero al final lo que nos define es cómo acogemos al débil y a aquellos que no tienen a nadie más que les quiera».