Luis Carlos Nieto, juez de Menores en Ávila, defiende que en la justicia para los adolescentes, la medida –castigo- no se vincula con la gravedad del delito sino con la reinserción del infractor. Se trata de recuperar a ese chico/a para que no repita la conducta delictiva.
“Se dice que cuando los hechos son graves hay que aumentar la sanción, pero la experiencia y la realidad nos dicen que no tiene nada que ver en justicia de menores. Lo que sí influye en el comportamiento del menor es la intervención social y educativa”. Las estadísticas oficiales refrendan este análisis. Desde 2002 a 2009 y después de que la Ley del Menor se modificara tres veces para endurecer las medidas punitivas, las infracciones aumentaron: de 31.850 a 38.215. “Esas reformas no han tenido una trascendencia en la reducción de las conductas”, señala el magistrado, coordinador del área de menores de la asociación Jueces para la Democracia.
«Endurecer las medidas no ha servido»
La justicia de Menores no puede intervenir en el caso de la adolescente de Sabadell que agrede con brutalidad a una estudiante, mientras otros compañeros de clase lo grababan sin hacer nada. La menor tiene 13 años y la ley establece la responsabilidad penal a partir de los 14 años.
¿Es consciente con 13 años de la gravedad de sus actos? “Un menor de 8, 9 o 10 años ya va sabiendo lo que hace bien y mal y sus consecuencias. Pero hablamos de una cuestión de educación. Estos chicos están en un nivel de desarrollo temprano de la juventud y no puede actuar el Derecho Penal como se entiende para los adultos”, explica Nieto. Pone como ejemplo la percepción del tiempo para los menores: lo que para un adulto es un periodo corto, para estos chicos puede ser una eternidad.
«Rebajar la edad penal causa un sufrimiento en el menor»
El magistrado se opone a rebajar la edad de responsabilidad penal de los menores, como piden algunos sectores sociales. “Hacerlo supone un fracaso de la sociedad, porque demostrará que no somos capaces de resolver por la educación problemas de niños. Además, sería una respuesta desproporcionada y crearía un sufrimiento innecesario en el infractor”, expone el magistrado.
Si la agresora del vídeo tuviera 14 años, ¿qué medida debería acordar la justicia? Nieto asegura que la respuesta del juez y la Fiscalía dependerán de la valoración del equipo técnico (educadores, psicólogos, trabajadores sociales), que analizarán su entorno familiar, el círculo educativo, si tiene problemas psicológicos, si el delito es puntual o ha habido una conducta reiterada. Con este material, el juez tomará la decisión con la óptica de reeducar al menor para que no vuelva a cometer la infracción.
La justicia del menor trabaja también con los educadores en medidas de conciliación entre el agresor y la víctima. Se busca que pida perdón y que aprenda los efectos de su conducta.
¿Y el internamiento? “Se acuerda cuando vemos que ese menor necesita tener una respuesta de contención y separarse de su entorno habitual”, apunta.
«La sociedad no protege al menor de la violencia»
El juez advierte de que este caso debe analizarse también con un enfoque social. “Vivimos en una sociedad violenta y los jóvenes captan estos comportamientos a través de las relaciones personales, lo que ven en la televisión, en Internet, en los gritos de las tertulias de los medios… Sus conductas interiorizan lo que está sucediendo“. Piensa que la sociedad actual no protege lo suficiente a los menores de ambientes agresivos. “La violencia se aprende. También influyen los entornos de marginalidad. La pobreza se hereda y en este círculo la función educativa es más difícil”.
Luis Carlos Nieto admite que la generación de jóvenes tiene problemas –consentidos-, pero niega que sean crueles, ni violentos. “Lo que se ve en el vídeo es una acto de crueldad, pero hay un abismo entre eso y decir que los adolescentes de ahora son crueles”.